Hace muchos años atrás, quince tal vez, una "bruja" vino a mi casa, de la mano de unas tías que confiaban ciegamente en sus poderes.
Esta mujer estuvo todo el día, haciendo "sus cosas". Murmuraba oraciones (o al menos así pareció en su momento), santiguaba cada rincón con unas hierbas embebidas en un líquido misterioso. Posteriormente, almorzó con nosotros, indagando en cada pequeñez de nuestras vidas y características.
Por la tarde, vinieron los sahumerios, más murmullos y ojos en blanco, mientras se apoderaba de mi el más completo desdén y descreimiento, porque para mi, eso no era nada más que una serie inacabable de barbarbies y ritos pseudo religiosos, destinados a convencer a mi madre de gastar la mayor cantidad de plata posible, para dejar a la familia "limpia" y libre de todos los horrendos males que se posaban sobre nuestras cabezas, producto de envidias y odios ajenos.
La bruja, que de tonta no tenía un solo pelo, pronto notó mi falta de interés en sus maniobras sanadoras y se avocó a mi, casi con devoción. Antes, analizó latamente las cartas, numerología, zodíaco y signo chino de cada integrante de la familia. Yo quedé de guinda del postre.
Me dijo muchas cosas que me entraron por un oído y me salieron por el otro. Una, sin embargo, se quedó en mi memoria para siempre y jamás he podido desprenderme de ese recuerdo.
Mirándome fíjamente a los ojos, sentenció "Es tu destino estar siempre sola. No lo tomes como una carga, aunque será siempre doloroso pero debes comprender que las personas que llegan a tu vida, no lo hacen para quedarse. Tú eres parte de su enseñanza, por lo tanto, tan pronto aprendan lo que deben conocer a tu lado, se irán para siempre.
Morirás igualmente sola, porque es tu destino. Está en tus cartas, en las líneas de tus manos y no hay nada que puedas hacer para luchar contra ello".
En un principio pensé: Esta vieja se picó porque no la pesqué y me está tratando de dar un gran susto.
Con el pasar de los años, sin embargo, todo eso ha resultado ser verdad. No sé a qué se debe. Tal vez sea un defecto en mi personalidad (ya he dicho antes que me encanta estar sola y hasta me incomoda la compañía), tal vez la bruja me echó un mal de ojo o quizás, solo quizás, tenía razón en sus predicciones.
No soy una tipa mala leche ni envidiosa. Trato a todos quienes me rodean con el mayor cariño y preocupación. De hecho, todos quienes ha pasado algún tiempo junto a mi, sea como amigos, compañeros, parejas, etc. han coincidido en que soy muy maternal, muy acogedora.
Todos ellos, eventualmente y a pesar de todo, se han alejado. Y todos han aprendido algo de mi. No quiero decir con esto que yo sea una fuente inagotable de eterna sabiduría. Solo digo que quienes han estado a mi lado en algún momento de sus vidas, aprendieron una lección de vida, de aquellas que no se olvidan. Algunos aprendieron de mis errores, otros de mis virtudes, algunos aprendieron cosas junto a mi y muchos me enseñaron también.
Quizás sean cosas que le pasan a todas las personas y yo solo me lo tomo muy a pecho. Es muy probable que esa la verdad de todo.
Aún así, yo no puedo decir que "fulanita es mi amiga desde que estábamos en el colegio". Ni siquiera de la universidad. Y no es que no haya tenido amigos entrañables, que me quisieron y a quienes yo quise.
Es solo que he soñado siempre con tener ese "algo indispensable" que haga de mis relaciones interpersonales algo más profundo y duradero.
Supongo que soy el producto de nuestros tiempos: desechable, leve, como diría Kundera.