Subscribe:

30 de octubre de 2006

Vuelvo, Vida vuelvo

  • O eso creo yo.


    Al menos por hoy.

    Partí energizada este lunes, lo que me da para pensar que puede durar. Esperemos que así sea.

    Tal vez sea el hecho de haber regresado a mis raíces musicales una de las cosas que me hizo bien.

    Claramente que cierta persona me haya acompañado y rehecho mi dormitorio este fin de semana es algo que me hizo muy bien y que le agradezco desde lo más profundo de mi maltrecho corazoncito.


    El caso -y lo que importa, al fin y al cabo- es que estoy de vuelta otra vez, con ganas de escribir, de pintar, de volver a responder los comentarios (lamento se tan mal educada en ocasiones).


    Ya no me siento horripilante, ni lúgubre como zombie. Soy la parte de mi que me gusta ser. La que se arregla el pelito con weás caras para verse "casual", la que fuma caro para no desteñir (a propósito de lo cual debo hacer un Warning especial para fumadores: si se cambiaron a Kent Actron, no le vayan a dar la última aspirada de pobre, porque el filtro será casi igual que los Barclay pero poseen una pequeña peligrosidad: ¡SE INCENDIAN! (de hecho, ayer me quemé las cejas); la que puede verse juvenil a pesar de la formalidad, la que no tiene miedo de andar con manso escote y que coquetea con la mirada por la calle, la de los perfumes y el buen "make up" que haga resaltar lo más bonito de mi cara.

    En fin, soy la que disfruta contando tonteras con el único propósito de hacer reír un rato a mis visitantes y/o amigos virtuales.


    Así es que "Pelotudos todos: Estoy de vuelta, tan payasa como siempre, les agradezco los compadecimientos y las esperas, así como haber tolerado a la bruja en que me convierto de vez en cuando".



    La Fulerita sacando las patas del féretro.

29 de octubre de 2006

THE LAST BEAT OF MY HEART

In the sharp gust of love / My memory stirred

When time wreathed a rose / A garland of shame

Its thorn my only delight / War torn, afraid to speak

We dare to breathe / Majestic / Imperial

A bridge of sighs

Solitude sails / In a wave of forgiveness

On angels' wings / Reach out your hands

Don't turn your back / Don't walk away

How in the world / Can I wish for this?

Never to be torn apart / Close to you

'Til the last beat / Of my heart

At the close of day / The sunset cloaks

These words in shadowplay / Here and now,

long and loud / My heart cries out

And the naked bone of an echo says

Don't walk away

Reach out your hands / I'm just a step away

How in the world / Can I wish for this?

Never to be torn apart / Close to you

'Til the last beat / Of my heart

How in the world / Can I wish for this?

Never to be torn apart / 'Til the last beat

'Til the last fleeting beat / Of my heart.

26 de octubre de 2006

A mis amigos

A todos aquellos que me leen y/o comentan, sepan que los considero mis amigos. Me agrada interactuar con ustedes, leer sus blogs y comentarios.
Me gusta que me conozcan y que lo hagan por esta vía.
A algunos de ustedes los conozco personalmente y a la gran mayoría es la virtualidad cibernética la que me ha hecho conocerlos o al menos develar algunas de sus facetas humanas y -por qué no decirlo- humanoides también.
Ya me han hecho notar los más cercanos, como la Sole, que ando desaparecida. Es verdad.
Como ya dije, ando del otro lado del espejo, que es sinuoso y engañador, que me distorsiona las imágenes y hasta la realidad misma.
Ese otro lado del espejo es oscuro, mohoso y tétrico. Nunca lo detallo, porque es tan mío como yo misma (si es que me pertenezco) y tan ajeno como esta Fulerita que muchas veces es incapaz de reconocerse.
Sepan que muchas veces tengo estas escapadas hacia el interior de mi cerebro, que alberga todo tipo de realidades paralelas, de frustraciones y miedos insuperables. Cuando me encuentro allí, me paralizo y soy incapaz de ver más allá de todos aquellos pasajes de mi vida que preferiría no contener.
Hay tantas, tantas cosas que me han pasado o que hecho y evitado y que han marcado mi camino como las miguitas del cuento. Ojalá viniese un tornado y se las llevara todas, de una buena vez. Pero no. Ya sé que eso no va a pasar jamás.
Estando acá adentro me pregunto por el sentido de la vida y -sintiéndome más lúcida que nunca- me respondo que la vida es un eterno sinsentido.
Tal vez existan los afortunados que ven las cosas desde una perspectiva diferente (sé que los hay, por ahí deseminados). Quisiera alcanzar a ver y sentir lo que ellos perciben en sus cotidianeidades.
Mi naturaleza, sin embargo, es otra, diversa, gris, aunque a veces ande con pompones sobre la cabeza y juguetee con las palabras hasta obtener risas de mis interlocutores.
Ya desde pequeña percibí mi diversidad con el resto de los mortales. Recuerdo desde siempre este no-estado doloroso y muy real de no desear con ansias cosa alguna.
Si algo resume mi vida es la apatía frente a casi todo. Quisiera negarlo, quisiera cambiar pero tengo la sospecha que seguiré envenenando a la rana que me ayude a cruzar el río, hasta ahogarme en mi naturaleza.

25 de octubre de 2006

Siestía

Como ya dijera algunos posteos atrás, al parecer me picó una mosca tse-tse (o todo un enjambre).
Podría pasarme el día entero durmiendo y, por lo mismo, dormir resulta para mi una cosa sagrada que requiere de varios elementos copulativos (no copuladores, lean bien, no proyecten).
Dormir bien parte por el pijama. Debe ser holgado, suave. Los pantalones no los uso, solo la blusa. Jamás camisola, porque termino con ella en el cuello, a punto de morir ahorcada por mi propia ropa.
Una almohada mullida y esponjosa, que me sirva para apoyar el cuello y lo suficientemente larga como para no tener que andar arrastrándola a medida que me doy vueltas por la cama.
Las sábanas son primordiales. El color me da lo mismo, no así la textura. No me gustan de seda ni brilllantes como sacadas de vestido de fiesta. Ahora, si no se trata de dormir, bienvenidas sean las rojas italianas brillantes como acrílico.
Necesariamente deben ser de muchos, muchos hilos. Esas mugres chinas que se ponen todas frisudas son odiosas. De solo pensar en ellas me da urticaria. Mientras más suaves y delicadas sean, tanto mejor.
Muerte a las frazadas. Las detesto. A las de castilla les vomitaría encima si pudiera. La gracia para mí consiste en dormir tapada con algo con lo que no vaya a pasar frío (hipotensión) pero que pese lo que una pluma. Lógico: encima mío hay plumones. En invierno pueden ser hasta tres.
No soporto dormir aplastada. El peso me incomoda.
Sobre mi velador, siempre mantengo un tazón de Coca cola. Agua no pongo por dos motivos: me produce acidez y además mis gatos se la toman sigilosamente mientras duermo.
Y todo esto lo cuento porque mi siesta de hoy la dormí acompañada. En general detesto dormir con alguien más. Lo encuentro engorroso, molesto y no me permite descansar.
Pero hoy fue distinto. Hoy apareció mi hermano y me pidió que cuidara a Joaquín (mi sobrino).
Como ya me encontraba muy acomodada y Joaquín tenía tremenda cara de tuto, le abrí las tapas, puse su cabecita sobre la almohada y lo tapé, mientras lo protegía con uno de mis brazos.
Él jamás duerme en parte alguna que no sea su cuna, tapada para que no entre la luz. Sin embargo, durmió feliz conmigo por un par de horas.
Cuando desperté, él seguía durmiendo feliz y de espaldas (cosa que tampoco acostumbra).
Ser tía es algo muy bonito. Mamá no sé, porque mis pocos espacios de libertad se perderían para siempre pero ser tía de esa preciosura infantil es una de las cosas más lindas que me ha ocurrido en la vida, si no es que la mejor.

21 de octubre de 2006

¿Seré Judía?

Ya, tengo claro que argentina no soy, que mi madre no me mira como si fuera anodina (mi padre tal vez lo haga cuando le estoy dando la espalda)
Tampoco me voy a engrupir con mi gran voz: ni siquiera me atrevo a cantarle canciones de cuna a mi sobrinito (no vaya a ser que termine traumando al pobre cabro tal como mi madre nos traumó a mi hermano y a mi. Nos quería la vieja pero no tenía las cuerdas vocales muy afinadas).
El caso es que -al parecer- me estoy volviendo cada día más loca. Si esta semana he llorado más que el total de lágrimas derramadas en cuatro años hacia atrás.
Me vienen dolores de no sé dónde, nacidos de no sé qué...he tomado más que reo recién salido de la sombra y dormido como en plena cura de sueño.
Pero nada me conforma, nada me calma.
Recién en este preciso instante se me viene la pregunta ¿por qué cresta soy tan inconformista?
¿Por qué mis historias se repiten una y otra vez, como si estuviese inmersa en una espiral eterna, sin salida?
Se me antoja que me ocurre porque en realidad soy muy cobarde para vivir. Apenas parasito, apenas vegeto.
Me da terror dañarme y dañar a los demás. Por eso dejo de hacer y decir mil cosas. Soy insegura a cagar.
Vivir es todo un proceso y yo lo vengo posponiendo por más de 10 años.
Mi perenne "lo dejo para después" me está pasando la cuenta.
Hoy me siento completamente vacía, desquiciada y vacía.

20 de octubre de 2006

Quejoncita (ataca otra vez)

Me siento como un personaje (otro más) del Jappening con Ja en sus años de oro: La Hipocondrina, con su típica frase "ay, sheroña, me duele acá". Era una nana (asesora del hogar para los que les suene feo) chilena pero que solo veía teleseries argentinas. De ahí su inconfundible acento porteño y su descaro sin límites para hacer trabajar a la dueña de casa, mientras, más encima, debía cuidar a su argentinizada ama de llaves.
El caso es que "me duele acá". Un lumbago que me tiene curcuncha y arrastrandando las patas como mi señor padre (que no es tan viejo pero le encanta parecer moribundo).
Solo puedo echarle la culpa a dos cosas, porque el dolor se levantó conmigo hoy y ayer no estaba.
Primero: Tuve que manejar el auto de mi hermano, porque él necesitaba el mío (el de él está sin tag). Ese móvil en particular no está diseñado para tacuacas como yo. Estiré mis piernitas lo más que pude, porque de otra forma no alcanzaba los pedales. Odio conducir ese auto. Me siento chica y desesperada. En todo caso, ya asumí que chica soy y desesperada también pero suelo relajarme manejando y metiendo chala. En ese auto no puedo hacerlo, porque tengo que preocuparme de alcanzar el freno y el embrague cada vez que voy a hacer un cambio o frenar. La próxima vez me meto con zancos.
El segundo posible motivo es que subí nuevamente de peso y en mi calidad de chanchita sin remedio hice lo imposible por embutirme unos pantalones que amo: lo conseguí pero me apretaban tanto la guata que sentía el inminente truco de mago y me partía en dos.
No choqué, ni me me convertí en dos " mini-me" pero hoy tengo un asesino dolor de espalda que no he logrado calmar con nada.
Si tuviera cerca a mi madre (en cuerpo, se entiende), le diría "ay, sheñora, me duele acá ¿por qué no me embetuna la espalda y me hace una buena frieguita?
Pero lo cierto es ¿A quién le importa?


18 de octubre de 2006

Para tí

Sí, así como lo lees, este post está dedicado a ti.
Dime ¿Por qué te has detenido a leerme?
¿Por qué escarbas en tu mente y tus recuerdos creyendo que esto lo escribo para alguien más?
Ahora estás leyendo los otros posteos y los comentarios de los demás tratando de descubrir a quién dedico estas palabras.
¡Te las dedico a tí!
¿Acaso no puedes creerlo?
¿Acaso crees que cuando no estoy posteando tengo la cabeza vacía y las neuronas durmiendo?
Estoy pensando en tí, aunque no lo creas.
Pienso acerca de lo que yo pueda provocarte.
Pienso en tu rostro sereno y tus ojos llenos de verdad
Se me ocurre que no me lo dices todo. Nunca me lo dices todo.
A decir verdad, yo no sé realmente nada de ti.
Ignoro lo que estás pensando cuando estás con otros.
Desconozco completamente tu corazón, aunque intuyo que tenemos muchas cosas en común.
Podemos reirnos juntos y podríamos conversar profundamente.
Muchas veces nos leemos. Yo creo que me lees mucho más que yo a ti.
Estoy segura de ello.
Tú me escondes muchas cosas, muchas más de las que yo quisiera.
Al menos así me lo parece. Después de todo, esta página es una ventana a mi mundo, a mis secretos y mis obviedades.
Te dedico estas líneas para que me respondas cuando lo creas pertinente.
No es bueno ni es sano quedarse con cosas en el tintero.
¿Sabías que soy inconformista? ¿Sabías que siempre lo quiero todo?
¿Sabías que nunca juego, que todo lo hago en serio?
A veces puedo sonar divertida, otras pedante. En ocasiones puedo ser brillante y en otras un pelmazo oligofrénico.
A veces soy muy coqueta y a veces parezco Tom Sawyer.
A veces me siento poderosamente atractiva y siento que podría conquistarte con solo mover una ceja.
Otras veces me pregunto qué cresta ves en esta mujer que se acerca a estar mustia (aunque no lo es de momento).
Hay ocasiones en que ando con un ego galopante y me pregunto cómo es posible que te fijes en otras. Que mires a otras, que desees a otras.
A tí te pregunto ¿Qué hay dentro de tu corazón?

Convicción

En mis ratos de ocio (o sea, siempre) me dedico a leer, cual fisgona, porque casi nunca comento, muchos y muy variados blogs. Abordan temáticas diferentes, con ojos a veces curiosos, a veces encendidos, otras perniciosos y hasta lujuriosos (no es que tire piedras a la lujuria, en la cual no alcanzo a avizorar pecado per se).
Algo en común han tenido prácticamente todos los blogs que he visitado y leído con avidez: Todos aclaran, desde ya, que están escribiendo desde el prisma de su subjetividad.
Hay algunos blogs en particular, sin embargo, que me llaman poderosamente la atención. Me impresionan por varias razones, de diversa índole.
Primero, porque están muy bien pensados para ser leídos, porque siempre tratan el tema candente del momento.
Segundo, porque están escritos de una manera tal que hacen creer al lector que están en posesión de la más abosoluta y objetiva de las verdades.
Tercero, porque tienen un lenguaje circular, bastante variado y hasta fluorescente que generalmente obnubila a los lectores, al punto de hacerles llegar a comentar sandeces impronunciables, con el solo afán de demostrar que poseen tanta erudición como el blog pretende traspasar.
No se trata en absoluto de weblogs patanescos ni vanos. Generalmente con altura de miras, bien estructurados desde la forma pero carentes de un real trasfondo.
Estos blogs me sorprenden por su facilidad de capturar una audiencia poco pensante, poco dispuesta a la crítica y al intercambio de ideas. Y generalmente, el malaventurado que se le ocurre disentir, lo hace con una escasez de argumentos abismante, apelando más a las entrañas que a la razón, motivo por el cual son presa fácil del posteador, quien pseudo diplómaticamente, les da un pisotón que los revienta como si de cucarachas kafkianas se tratara.
Hablar o escribir con cierta erudición no es realmente difícil, sobre todo cuando al hacerlo se apela a los propios conocimientos técnicos, tan intrincados como poderosos resultan a la hora de presentar un tema al público.
Hacerlo con sapiencia y capacidad de abstracción, es otra cosa muy diferente y bastante más complicada.


POR ESO POSTEO PURAS HUEVADAS, ES MÁS FÁCIL Y MÁS ENTRETENIDO PARA MI.

17 de octubre de 2006

PLEASE, PLEASE, PLEASE...

LET ME GET WHAT I WANT.
Ahora me arrimo a Morrisey pero no solo por mi, sino porque existe una persona muy especial para mi, alguien que siempre está, la única que está conmigo, no importa si estoy hecha un estropajo o bullo de energías.
Que me acompaña en las duras y las maduras por puro gusto, porque ha de ver en mi algo que nadie más alcanza a percibir y que ni yo misma soy capaz de vislumbrar con claridad.
Hoy, le dedico esta canción, porque merece tener lo que desea. Luchó, se sacrificó y esforzó por meses.
Una verdadera ordalía (que yo también conozco) y una montaña rusa de emociones, sentimientos y pensamientos de aquellos que tienen la enorme capacidad de torturarte como si hubieses cometido un delito de lesa humanidad en plena época de Nüremberg.
Porque si hoy alguien debe ser feliz cumpliendo un deseo contenido por años, eres tú y para que luego de decir "triunfé, lo conseguí" puedas seguir escuchando esta canción y recuerdes hasta con ternura esta época tremebunda y feroz, con final feliz.
El príncipe está a la vuelta de la esquina y tú te agarras a él aunque en el proceso pierdas las uñas y la mitad de los dientes ¿Estamos?
Con todo mi corazón, la mayor de las felicidades.


14 de octubre de 2006

Del otro lado del espejo

Cuando era una cabra chica, no sé por qué motivos, el tiempo me sobraba. Me alcanzaba para todo y no me cansaba con nada.
Mi colegio tenía doble jornada: partíamos a las 9:00, hasta las 12:00 y después de 2:00 a 5:00. Llegando a la casa, mi mamá me llevaba directo a hacer las tareas. Y como siempre me gustó saber harto de todo, tenía 3 libros de cada ramo y me los sabía todos de memoria. Era muy florerito, así es que cada lunes me paraba en frente de todo el colegio y recitaba, bailaba, actuaba...en fin, los lunes por la mañana yo era show fijo.
Juntaba plata todo el año y esperaba con ansias la FISA pero yo no hacía como el resto de los niños de mi edad que se dedicaban a comprar juguetes tales como masa lunar, ula ulas, pelotas saltarinas o esa asquerosidad verde con consistencia de moco que venía en lata. No, yo me iba directo al stand de España y compraba libros. Ciencias y enciclopedias eran mi objetivo primordial.
Si detuviera el relato acá, podría pensarse que era una mamona de tomo y lomo pero sería una gran equivocación.
En los recreos jamás anduve con un cuaderno en la mano. Jugaba y jugaba rudo. Inventábamos juegos como las pirañas, en que un gran grupo se subía a unos asientos de cemento y otros estaban abajo pellizcándote furiosamente, mientras los que permanecían arriba se empujaban con brutalidad. El que caía se transformaba en piraña y ser una de esas sabandijas era perder, así es que yo me dedicaba a repartir codazos, combos, patadas, lo que fuera, con tal de permanecer arriba.
Otras veces, hacíamos una especie de soga humana, en donde uno de nosotros se agarraba de un poste y todos los demás nos íbamos tomando de la mano y empezábamos a correr alrededor del pilar. Para los que estaban al final, era bastante peligroso, porque tomábamos mucha velocidad y era usual ver al último salir disparado para chocar con una pared y fracturarse algún infantil hueso.
En las ocasiones en que no había quórum para armar una maldad, debía dedicarme a cuidar a mi hermano, quién siempre se sintió obligado a defender a los más débiles. El problema era que él también lo era. Parecía tallarín Nº 3, largo y extra flaco. Como yo me juraba chorita, tenía que partir a salvar a mi hermano, al que encontraba en el suelo tirando patadas de defensa o con la cabeza incrustada en algún ventanal. Entonces me venía una incontrolable furia y les daba tremendas palizas a los que habían osado agredir a mi "hermanate". Y no es que yo fuera maceteada ni alta. Era feroz y contaba con el cariño del director, así es que, por angas o por mangas, estaba destinada a sacarle la cresta a cuanto gil le pegara a mi hermano.
Por las tardes, luego de las tareas, salía a jugar. Jugaba absolutamente a todo, salvo volley. Corría, jugaba a las escondidas (ese era mi juego favorito pero siempre perdía porque me venían unas ganas de hacer pipí que jamás pude dominar), andaba en patines, bicicleta, etc. Recién a las 12 de la noche entraba a mi casa, a ver tele.
Entremedio salía de paseo, me leía fascinada mis libracos, dibujaba miles de caricaturas, tocaba flauta, peleaba con medio mundo, comía, dormía, hacía maldades. Vivía. De verdad que vivía.
Un mal día todo eso acabó. Me volví débil, floja, desganada.
Mirando hacia atrás, no alcanzo a ver con claridad cuándo mis ganas de vivir quedaron del otro lado del espejo, cuándo el tiempo se me hizo tan corto y el sueño tan largo.
Mi abuelo siempre decía que los golpes no te hacen más fuerte, muy por el contrario, resquebrajan tu espíritu y tu voluntad.
Al menos por ahora no tengo más remedio que aceptar esas palabras como una gran verdad de vida pero me gusta pensar que seré capaz de quebrar esta eterna racha perdedora (que según mi familia, es una maldición ligada al apellido).
Tal vez por ello siempre odié a Carroll y su Alicia: Este lado del espejo no me gusta nada.

11 de octubre de 2006

Hoy me encontré en pleno futuro





Hoy tuve que volver a mi escuela. Hacía años que no posaba ni una pata en ese sucucho que siempre odié.
La verdad no era un sucucho, pero infinitas veces me lo pareció, muy probablemente porque nunca quise estudiar eso. Mis aspiraciones iban por el lado del arte o el inglés. El caso es que sin querer queriendo y obligadísima por mi madre, me pasé ahí metida por larguísimos 5 años.
En mi pasada por la casa de Portales (ya ese solo hecho tiene implicancias históricas nada santas -el susodicho no habría pasado ninguna prueba de probidad de aquéllas establecidas para nuestros actuales funcionarios públicos) me ocurrió de todo: Sufrí, me volví flaca tres cuartos de cogote, tuve un pololo eterno, amigos, diversiones, fiestas semanales y múltiples salidas y harto estudio y trabajo académico.
Recién en tercer año logré aceptar que estaba metida en eso e iba a terminarlo decentemente y sin pasar un solo año demás en aquél lugar. Menos mal lo logré, porque creo que otro año más no lo habría podido soportar.

Obligadamente, recién pude decirle chao definitivamente el año 98, una vez que juré y no necesité realizar ningún trámite nuevo en esa universidad.

Tampoco es que odie la escuela en sí ni que desprecie la formación que nos daban (que era extremadamente buena y exigente). Era la carrera el objeto de mi profunda desafección.
Volviendo ahora al tema: Desde hace un tiempo, cuando pasaba por República 105, podía notar que se realizaban trabajos en su interior.
Francamente supuse que se trataba de un simple hermoseamiento de fachadas. Pero el tiempo pasaba y los trabajos continuaban.
Hoy, por cosas de la vida, tuve que volver a ir.
Inmensa sorpresa me llevé. El edificio ya no tiene nada que ver con esa construcción moderna, estilo señorial, de dos pisos y mucho pasto por todas partes.
Ahora la entrada principal está diseñada para discapacitados. Grandes y redondas columnas rodean todo el frontis y hacen imposible no rememorar otra escuela de derecho (da para pensar si quisieron emular a nuestra mayor contrincante).

Entrando, se ven cámaras de vigilancia por todos lados, como si se tratara de una bóveda repleta de inconmesurables tesoros, como los que años atrás se robaran de un banco.
Siguiendo por el hall de entrada, me encontré con un ascensor de última generación, que da acceso a los ahora 4 pisos de construcción jurídica.
Me dirigí a la central de apuntes y ahí mi sorpresa fue mayúscula. Ya no era la casucha regentada por el par de flaites guatones amiguis de todos que te trataban a chuchada limpia y te entregaban unas fotocopias ilegibles, cobrándote de antemano un ojo de la cara. En cambio, la central es parte de la construcción, más grande que una DFL 2, con enormes y modernísimos equipos y hasta con un computador maestro que está en línea con el banco de datos de la biblioteca y que es capaz de darte copias del libro que se te antoje con una rapidez que casi me provocó mareos y por apenas $15 miserables pesos.
En un momento tuve que subir a la biblioteca. Abrí una de las cristalinas puertas y me encuentro a boca de jarro con detector de metales y dos aparatos de ésos que hay en el metro, por los cuales debes pasar una tarjeta magnética que te de el visto bueno. Por supuesto que yo carecía de una de esas leseras, pero hay tarjetitas magnéticas especiales para visitantes, que me permitieron el ingreso al templo del saber. Demás está decir que todo allí dentro está computarizado y archi vigilado, con una pulcritud que cualquier centro asistencial quisiera para sí.

Me sentí pasada a llevar y pisoteada por el ambiente futurista de lo que alguna vez fuera mi acogedora escuela.

No hay más pasto que el que puedas haber pisado afuera y lleves en la suela de los zapatos. Todo pintado de impecable blanco, cemento por todas partes, grandes ventanales y patios de concreto en todos los pisos. Otros sectores del edificio están plagados de pequeñas ventanas rectangulares y no pude evitar recordar el lugar en que yace el cuerpo de mi hermana, en donde solo están los restos de recién nacidos.
Parecía mausoleo. Y limpio. Miré al suelo y no encontré un solo papel botado. Ni siquiera un pucho.

Fue tanta mi incapacidad de asimilar todo y el asombro me embargaba de tal manera que solo atiné a tomar fotos como enajenada. Me sentí parte de una novela de ficción, como si de pronto me hubiese movido, por una secreta compuerta temporal, 10 años hacia el futuro.

Arquitectónicamente, es muy similar a ciertas construcciones moras al interior de España pero dentro de ella, inscrustada indisolublemente, se encontraba toda la tecnología disponible y de vanguardia.

Lela, quedé lela, pasmada y confundida. Me sentí como neanderthal en plena época industrial...fue una bizarra experiencia pero muy interesante también.

Es increíble como todo cambia ¿Cierto Mercedes?

10 de octubre de 2006

Espejito, espejito

¿Será cierto que todo lo que hago es echar en cara que las cosas intelectuales me resultan fáciles?
No necesito un espejo para escuchar la verdad: Siempre lo menciono pero con un pequeño matiz: no me ufano ni lo echo en cara.
Es, sin embargo, la verdad.
¿Por qué estoy hablando de esto? Porque, para variar, soy permanente objeto de críticas de la más diversa índole y la crítica fuerte de hoy fue ésa.
Al parecer, las personas esperan que me queje porque no comprendo algo o por cosas que no me entran fácil en la cabeza. Voy a tener que aprender a cerrar la boca y hacerme la tontorrona ignorante, porque a nadie le agrada tener una sabelotodo en frente.
Qué lata que la gente sea tan envidiosa o tan delicadita de cutis que no sean capaces de soportar que quien tienen por delante pueda ser más inteligente que ellos.
Es probablemente por lo mismo que los amigos los cuento con los dedos de una mano: Ya estoy vieja para andar jugando a interpretar papeles tipo comedia de la vida.
Soy como soy y al que le gusta bien y al que no, que se vaya a las re chucha, porque no pienso simular estupidez para puro rodearme de imbéciles.
Y como tampoco me interesa hacer de mis relaciones interpersonales una eterna competencia por quién posee más CI o lo ocupa de mejor manera...que se pudran las malas intenciones!
Solo para el registro.

3 de octubre de 2006

Antipatía

Este último tiempo ando francamente detestable. Si hasta mi habitual chispazo a la hora de escribir se hizo a un lado y me esquiva.
No sabría determinar una causa. Asumo que son muchas y no ando con ánimos como para ponerme a enumerarlas. Por lo demás, ando tan desagradable que no pienso hacerme el favor de dedicarme ni cinco minutos y perderlos conmigo.
Podría jurar que un mosquito tse tse me picó un brazo, porque ni despertar puedo. Tampoco concilio el sueño y cuando Morfeo se digna acunarme, lueguito me escupe de entre sus brazos, cortándome la soñolienta inspiración y obligándome a despertar en medio de la noche, toda maltrecha y cansada.
Mis gatos andan cada uno por su lado. Ni ellos, usualmente fieles, me aguantan.
Mi papá me toma en cuenta para puro retarme y pedirme comida. Mi tía no encontró nada mejor que pelarme con mi mejor amiga y ahora vive despotricando en mi contra.
Mi hermano no se aparece por la casa ni a decir hola (y vive a 3 cuadras).
En resumidas cuentas, estoy de capa caída, en bajada, alienada e insoportable.
Si pudiera, yo misma me haría un desprecio...aunque probablemente ya me lo hago al escribir tamañas sandeces y dejarlas acá plasmadas, para la posteridad.
VENGAN AL CIRCO Y VENGAN LUEGO, PORQUE EL PAYASO HA MUERTO!!!
QUE VIVA EL PAYASO Y LARGA VIDA A ÉL.

2 de octubre de 2006

Los Visitantes

Ayer estuve de visita en la casa de unas tías.
Supe de sus bocas una fea noticia para ellas que también podría transformarse en una horrible noticia para mi.
Estos hechos me andan trayendo de cabeza, puesto que, por una parte me siento en el deber moral de tenderles una mano. La tragedia que subyace es que si les ayudo, terminaré ofrendando mi vida y eso es demasiado pedir y demasiado entregar.
Siento que ya he entregado bastante y es hora de preocuparme de mi. Ellas, sin embargo, no pueden quedar a la deriva y volverles la cara ahora contradice mi naturaleza
¿Qué hacer?
Tal vez sepa qué hacer. Al menos tengo certeza de lo que quiero hacer: quiero, por una vez en mi vida, priorizar mi propia existencia y dejar que cada cual se rasque con sus propias uñas. No puedo vivir en función de los demás el resto de mi vida.
Muy probablemente no sea capaz de dejar a mis tías en la indefensión, lo que, si Dios quiere, desembocará en una total independencia, de una buena vez.
Quizás encontrarme en esta disyuntiva no sea tan malo, después de todo...
A propósito de visitas, acabo de percatarme que superé las 20 mil, cosa que jamás preví al iniciar el blog. Es más, en un principio pensé que para nadie resultaría atractivo lo que yo pudiera escribir y asumí, por ende, que sería mi secreto diario de vida online.
Me equivoqué al creer esto y me alegra, porque todos estos meses de interacción han sido de los más interesantes y entretenidos de mi vida (No vayan a pensar que tengo una vida tan plana que un blog sea lo más importante, es solo que escribir es lo que más me motiva en esta vida y darme cuenta que puedo ser interesante de leer es un aliciente constante para hacer lo que más me gusta: escribir y compartir puntos de vista y aristas de vida)