Subscribe:

28 de octubre de 2007

Jardineando



Ayer por la tarde me dediqué a jardinear. No sé muy bien por cuanto rato pero fue un tiempo bien laaaargo cortando hojas, ramas, podando como si fuera "Fulerita Dedos Verdes". Es que el antejardín parecía selva tropical y le hacía falta su "manito de gato". Para ser más bien pequeño, hay mucho qué hacer, porque a mi madre le encantaban las plantas y convirtió ese pedacito de tierra en un real invernadero en donde hay prácticamente de todo: Hibiscos, rosas, laurel de flor, calas, menta, un dafne, otra cosa muy frondosa que cuido sin saber su nombre, ruda, maleza, tréboles y varios etcéteras también desconocidos para mi.

Como detesto usar guantes, pues hice todo el trabajo a manos descubiertas, motivo por el cual tengo en cada dedo al menos un par de espinas y un músculo de la mano derecha medio reventado. Pero ésa es la parte linda. Ocurre que cuando ya llevaba al menos una hora en esos menesteres, uno de mis gatitos se fue a "pastar" al jardín vecino y casi se lo come un perro desconocido por nosotros.

Ante la emergencia, dejé las tijeras a un lado y ¡Zas! que me encuentro con el dedo índice convertido en una masa amorfa y con la piel colgando, bajo la cual se podía ver (y aún se ve) la carne viva. Yo pensé que me dolía por la fuerza que significa cortar tanta rama gruesa pero jamás se me ocurrió que bajo las tijeras estuviera quedando la mansa cagadita.

Demás está decir que ahora parezco un personaje más de "los invasores", con un dedo parado y sin movimiento.

Me queda, sin embargo, la tranquilidad de ver las plantitas más ordenaditas y no tener que salir de la casa esquivando lianas o lo que es peor, salir tan apurada que no esquivo nada y me mando feroz tajo con las espinas del rosal.

Y mi gatito anda medio choqueado pensando en las fauces del perro vecino. Tanto, que hoy ni siquiera ha maullado para salir a dar su paseo vespertino.

En fin: me duele el dedo!!!

23 de octubre de 2007

Contrariada


Participando en un debate X de un blog que leo con frecuencia, me topé cara a cara con el más genuino de los cinismos, la hipocresía y la pseudo corrección.

Todo tipo de participantes, algunos con conceptos claros respecto de lo que se discutía, otros saliendo de las cavernas y otros que -al parecer- creen que por leerse las tapas de libros "eruditos", se les metió por osmosis todo el contenido, sin siquiera sospechar que existen los que sí saben de lo que hablan.

Está claro, todo el mundo tiene derecho a emitir su opinión pero hay que saber cuando cerrar la bocaza, sobre todo cuando están hablando de temas que no dominan.

Debo reconocer que me llegó a dar hipo de rabia, sin embargo, nada puedo hacer al respecto.

Pienso, haciendo un paralelo con mi actual pega, que si uno se topa con otro que sabe mucho más y que en base a sus propios conocimientos se ha formado una opinión, lo más atendible es escucharlo y pensar (aunque sea un ápice), antes de volver a la carga con tonteras insostenibles.

El otro día, haciendo clases sobre una ley en particular, uno de los alumnos me increpó, señalando que le gustaría contar con la presencia de otro abogado que estuviera en contra de la legislación, no como yo, porque, según su apreciación inicial, era una defensora a ultranza del sistema sobre el cual estaba dictando la charla. Antes de ponerme a patalear, lo dejé terminar su idea, porque -después de todo- a mi me interesaba su opinión, pues para la platea, él debe batirse con esa ley todos los días e intentar superar sus deficiencias.

Una vez que hubo terminado con su visión del asunto, repliqué. Y repliqué porque definitivamente, yo reconozco que esa ley cojea feo. Le expliqué entonces que, muy por el contrario de lo que él suponía, yo compartía su opinión. Nuestra diferencia radicaba en la forma de abordar el dilema. Para él, había que barrer con todo. Para mi, la labor se centraba en que comprendieran el espíritu de la ley, sus aristas y que debatiéramos, de forma que ellos (los alumnos) tuvieran mejores armas a la hora de abordar el asunto y de trabajar con él, porque, mal que mal, ese sistema había llegado para quedarse, lleva más de tres años funcionando y se proyectan muchos más, sin que exista iniciativa legislativa alguna destinada a sepultarlo.

Luego de ello, iniciamos varias discusiones, debates y talleres. Al finalizar el día, el alumno en cuestión me agradeció por la clase y me pidió disculpas, cuestión que no me esperaba y me pilló de sorpresa. Francamente, a mi me bastaba con que hubiese entendido la ley y participado del debate, porque ésa es mi pega.

En esa ocasión, yo era la "experta", aunque era él quien convivía con el asunto. Pero cada cual tuvo la posibilidad de aportar, de opinar y disentir, sin que nadie tuviera la más mínima intención de ganar ni de pisotear al otro ¿conclusión? En vista que yo lo escuché y él a mi, tuvimos un debate fructífero que nos condujo a algo. Nada de descalificaciones ni arrebatos infantiles. Así vale la pena y es justo. De otra forma, paso.
Sin respeto no se puede ni se debe. Lamentablemente, hay quienes están convencidos que respetar es una corrección política y son incapaces de visualizar ni inferir más allá de lo que su "libre albedrío" carente de discernimiento les dicta.

16 de octubre de 2007

Camisa de 11 varas


Ustedes ya habrán captado que no soy precisamente el símbolo de lo "políticamente correcto".
Siguiendo, entonces, con mis habituales arrebatos, no puedo dejar pasar un asunto que, debiendo quedar dentro del marco exclusivamente jurídico y judicial, ha escapado de esos márgenes para convertirse en una lamentable noticia.
Es lo que ocurrió el día sábado 13, en un juzgado de garantía de santiago, durante una audiencia de control de detención y formalización de un imputado que intentó matar a su pareja.
Muchos no lo sabrán, pero para las audiencias de control de detención así como aquellas que se realizan en días inhábiles, el fiscal que asiste no es quien tiene asignado a su cargo un caso, sino aquél que esté de turno. Hay muchos más detalles dentro de esto pero corresponden a políticas propias del ministerio público y, como no formo parte de él, pues desconozco la menudencia.
El punto es que en la audiencia en cuestión, la fiscal de turno formalizó al sujeto en comento y pidió como única medida cautelar, la prohibición al imputado de acercarse al domicilio de la víctima.
¿Puede alguien ser tan poco hábil en sus funciones como para no avizorar siquiera las implicancias que su omisión acarrea? Estar de turno no se traduce en "estar por cumplir". Quien está de turno debe analizar el caso y tomar las precauciones y recaudos necesarios siempre, no importando si el caso es suyo o de alguien más.
La fiscal aparecía muy segura, insistiendo en que el caso no era suyo ¿Es tan así?
Pienso que un fiscal, en su calidad de autoridad (refrendado ésto por las Cortes de Apelaciones y Suprema) y dentro del buen desempeño de sus funciones, no puede dar excusas cuando ha incurrido en un manifiesto error. Lo cierto es que cuando un funcionario cubre una tarea que le ha sido encomendada, aunque sea por el turno que le ha correspondido, debe cumplir su misión, como representante del Ministerio Público. Y la tarea del Ministerio público, además de la prosecución de los delitos y la investigación de los mismos, incluye también asegurar los resultados del procedimiento y la seguridad y protección de las víctimas.
Yo me pregunto ¿cómo se habrá sentido la víctima de este imputado al saber que apenas pasó por el tribunal para ser devuelto a las calles? ¿cómo se siente la gente cuando ve por televisión una noticia como ésta?
No me cabe dudas que éste es un caso aislado. Por norma, los fiscales que enfrentan casos complejos como éstos piden inmediatamente la prisión preventiva del imputado, pues salta a la vista que dejarlo en libertad constituye un peligro inminente y casi cierto de un mal mayor.
Por suerte, el fiscal Lazo concurrió hoy a enmendar este error. Por suerte, el imputado fue habido para poder pedir y decretar la prisión preventiva. Y por suerte, también, el imputado no volvió a la casa de su víctima a terminar lo que dejó a medio hacer.
Ahora bien, para esta niñita, la fiscal que metió las patas en frente de la prensa y en medio del gran debate acerca del llamado "femicidio", la suerte fue más esquiva. hoy enfrenta un sumario administrativo que bien podría conducirla a la destitución. Y no es para menos, porque lo que ocurrió en la audiencia del sábado bien podría calificarse de notable abandono de deberes, al menos a simple vista. Habrá que ver cómo se defiende y qué ocurre en la trastienda.
Lo cierto es que colosales errores como éstos no pueden cometerse, no solo por el escrutinio público, sino porque dan una pésima señal (y ni hablar del fin de semana de horror que debe haber pasado la víctima).
Por otro lado, sin embargo, me gustaría que alguna vez mostraran por la tele los muchos y grandes aciertos de la mayoría de los fiscales. Éso, sin embargo, no golpea ni hace noticia, aunque debiera.

9 de octubre de 2007

Cosas de leguleya

Cada vez que tengo una audiencia, la noche anterior no puedo dormir. Entre el pánico escénico, el terror a citar mal algún artículo y el hecho de tener al cliente sentado justo al lado mío...Brrrrrr, me espanto.Entonces me pongo a deambular como sonámbula por la casa (y -la verdad- sí soy sonámbula), repetir artículos, imaginar posibles escenarios, rabietas del juez, descontroles de la contraparte, aciertos o fatales errores míos. Me vuelvo mono pensando tanto y ya estoy a punto de empezar a echar humito por las orejas.
Obvio que este impulso irrefrenable hacia la perfección me tiene toda ulcerada y si no muero de cancer al pulmón, será de estómago o colon. Y, claro está, lo imposible no puedo evitarlo y siempre cabe la posibilidad del error. Equivocarme me aterra y me hace postergar muchas cosas y simplemente dejar de hacer muchas otras, todo por el estúpido temor a meter las patas.
Y por supuesto que las meto, tupido y parejo en la vida diaria. Pero en el ejercicio de la profesión...hasta ahora solo me he mandado un gigantesco condoro (que pude solucionar a tiempo haciendo lobby como dos semanas completas en un tribunal).
Todavía no puedo sacarme de la cabeza que algunos de los materiales de las clases de la semana antepasada quedaron para dejar con glaucoma a quien los lea (pobres alumnos).
Creo que voy a retomar la lectura de un librito que se llama "el hábito de posponer" ( o algo parecido) y que postergué (!!!) cuando me vi retratada en él de cuerpo entero. Era como una radiografía pormenorizada de mi poco saludable personalidad.

Me voy a repasar la página del poder judicial, porque me pone "corajuda" ver algunas de mis causas ganadas (esto no se acaba nunca).

3 de octubre de 2007

Del por qué la gente es hueona

Teorías deben haber muchas pero para gente adulta, medianamente informada, escribir pelotudeces se ha vuelto "in".
Acabo de leer, con aguzante estupor, los comentarios al último post de Roberto.
Su idea, como es costumbre, era poner sobre el tapete el tema que hace noticia. Y como la noticia era morbosa, cayeron las moscas como pocas veces caen.
Personalmente, no encuentro que el tema haya sido meritorio ni para pensarlo sentada en el retrete, sin embargo, no tengo intención de criticar ni los fundamentos ni el razonamiento que haya hecho Roberto para publicar el asunto. Baste con mencionar que el tema era candente y aprovechó las piedras que el podrido río acarreaba con su torrente: la adolescente y su muy publicitada felatio. En lo que a mi respecta, cada púber tiene derecho a hacer con su cuerpo lo que le plazca, en la medida que no haya fuerza de por medio.
Lo que me causó un verdadero éxtasis de neuronas colapsando fue la reacción de los comentaristas del blog aludido.
Tiraron boludeces apoteósicas como quien se sienta a ver tele. No faltó la mina que lanzó su frase de vírgen incomprendida: "yo, a mis catorce, todavía era una niña". Otro (a) que dijo que "el sexo se practica desde tiempos inmemoriales" (plop) y gran cantidad de anónimos, desde los califas sin remedio, lanzando su efervescencia hormonal con inenarrables groserías, hasta los cartuchos que llegaban con rodillas sangrantes a dar su santa opinión.
¿Será tanta la necesidad de la gente de saltar a la palestra? ¿Será que el calor del momento les derritió las neuronas?

Quizás somos simplemente weones

PD: Disculpa, Roberto, si me aproveché de tu blog pero la ocasión lo ameritaba.

A veces pienso...

....DIOS MEDIANTE, SOLO A VECES...

1 de octubre de 2007

Unos días de playa...¡¡¡Por favorrrr!!!

Llevo una semana entera toda curcuncha, imprimiendo mil y un materiales para la pega, compaginándolos, corcheteándolos, acarreándolos...en fin: es un martirio y estoy ultra cansada.

Trabajo desde mediados de año en un estudio jurídico que proporciona servicios de capacitación a entidades públicas. La parte netamente administrativa, así como las charlas que me han tocado están impeques, nada de qué quejarse.
Los alumnos, hasta este curso, también estaban para felicitarlos.
Sin embargo, los de ahora dan ganas de cachetearlos. Son administrativos y con su habitual prepotencia me tratan, tal como si yo fuera el usuario que está del otro lado de la ventanilla esperando atención digna.
Pero esta gente no sabe de modales, se quejan por todo. Si hasta de estar capacitándose se quejan!!! Eso es algo que no logro entender: si la pega me mandara a mi a estudiar lo que fuera, al gratín, yo estaría saltando en una pata, primero porque aprenderé cosas nuevas y segundo, porque no tendré que desembolsar ni cien pesos.
Pero éstos refunfuñan: Que las diapos no se alcanzan a ver de tan atrás (¿qué les costará sentarse más adelante?..claro, atrás pasan piola y hasta la siesta se mandan), que los materiales están mal impresos (ahí sí reconozco: cerca de un tercio de los ya entregados me quedaron pencas producto del apuro por sacarlos a tiempo), que no cachamos nada de derecho y nos vamos a sacar un uno en el examen, que este pedacito de materia no me interesa porque no tiene nada que ver con mi área (que reclamen en su servicio, no a mi!!!), que pásame el notebook porque voy a enchufarle mi pendrive (hay cada patudo), que el café del break estaba medio tibio, que faltaron cositas saladas, que hoy es viernes y nos vamos más temprano, así es que apuren la causa y un laaaargo e infinito etc.
La gracia es reclamar por lo que sea. Es su hora del desquite. Después de haberse pasado la mañana en sus puestos escuchando problemas ajenos y recibiendo reclamos, por las tardes se aprovechan y me reclaman hasta porque sus sueldos son bajos.
Ya, pucha, puedo entender que sean parados en la hilacha pero la prepotencia es algo que NO tolero. El viernes estuve a un pelo de "invitar" a un grupo de viejas a no aparecerse más en el curso...todavía me duele la lengua mordida...

Listo. Me desahogué!!!