¿Cómo es que un exitoso empresario, rector de universidad, respetado y conocedor del mundo (más allá del hecho de haber pasado por 5 carreras diferentes y no terminar ninguna) puede discursear frente a cientos o incluso miles (cuando las cámaras lo cubren) con tanta sapiencia y disposición Zen, cuando en realidad esconde una personalidad anómala, megalómana, obsesiva, compulsiva, esquizoide.
Este hombre de quien no conoceremos jamás las motivaciones, aunque ya no tenga riesgo de perecer. Y digo que jamás sabremos, por los defensores que han tomado su caso. No me cabe duda alguna que de ahora en más, sus abogados se encargarán de hacer filtrar todo tipo de detalles acerca de la vida de este hombre para poder apelar a lo único viable de momento: locura temporal o hasta locura pura y simple. Lo importante es evitarle el juicio, porque si se declara que es imputable, lo esperan 40 años a la sombra.
Y no va a ser tarea fácil. Se trata de un personaje que ha hecho fama y fortuna en el mundo del conocimiento y es un empresario extermadamente hábil. Una vez que vuelva a estar plenamente conciente, vendrán Hermosilla y Quintanilla...perdón, Hermosilla y Soto y le explicarán su estrategia de defensa. Este hombre deseará haberse quemado vivo y hasta la muerte antes que declararse loco. Pero HyS lo convencencán, con hablar pausado pero definitivo.
Hasta veo un posible escenario de juicio civil de interdicción previo, todo para que sea la familia quien acepte las proposiciones de ambos abogados.
Él, quien se considera un genio incomprendido, un sabio y un maestro, lleva por dentro de su piel de cordero esa fiera indomable del control, de la ira desatada. Seguramente podrá recitar pasajes completos de "El príncipe".
Es fácil comprender qué llevó al crimen perfecto directo al "ferpecto crimen": La galopante megalomanía de su hechor. Pudo hacer las cosas infinitamente más simples pero se engolosinó en cada detalle.
Al menos, en las primeras intervenciones, el fiscal señaló que sería formalizado por incendio con resultado de muerte. Supongo que ahora que se sabe que el martillero murió producto de las descargas eléctricas previas a encender el cerillo, la debilísima teoría del caso deberá cambiar.
Analizando la teoría de la fiscalía, no alcanzo a comprender muy bien por qué no se tiran derechamente por homicidio calificado e incendio.
El incendio es una figura que supone una pena bastante alta y no requiere siquiera que hayan grandes destrozos materiales. Un resultado de muerte resulta ser nada más una agravante del incendio. Es decir, el objetivo del hechor era quemar algo pero ocurrió un resultado no previsto: destrozos, lesiones, muerte.
El incendio es una figura de "peligro" lo que significa que no requiere ninguna consecuencia gravosa para su consumación. El resultado de muerte, sería, entonces, algo así como lo que previó o pudo prever el incendiario pero no quiso ese resultado. El fin es el incendio. Consumado éste, se agota el delito.
Pero no es ésa la hipótesis más fiable en este caso.
Por toda la premeditación, detalles, viajes y los pormenores que conocemos todos acerca de la investigación, el hechor pretendía una gran venganza sobre el martillero. Una venganza que supuso seguimientos previos, conocimientos acerca de costumbres y estilo de vida de víctima.
Se trataba de inflingir sobre la víctima un dolor y un sufrimiento tales que, con ello, no solo "pagaba" por su presunto pecado, sino que además satisfacía todo el psicopático impulso del Rector.
Entonces, fue eso lo que, exactamente, ocurrió: El hechor acechó a su presa, la contactó y la engañó, dejándolo en la más completa indefensión y sin sospechar siquiera las motivaciones de su supuesto arrendatario (discusión aparte para el martillero, miren que eso de arrendar piezas de su propia casa y funcionar como pensión...no se va con un reputado y anciano señor).
Aparentemente, fue torturado largamente por el Sr. R, quien finalmente, le asestó un prolongado golpe de electricidad, que le habría causado la muerte.
Tenemos entonces, un occiso antes del incendio y, como los incendios no suelen retrotraerse en el tiempo, la causa de muerte no han sido las llamas ni el humo.
El Sr. R, luego de toda la violencia ejercida sobre el martillero, solo pudo pensar dos cosas: terminar su acción con un broche de oro en cuanto a dolor físico: el agonizante ahora sería consumido por el fuego. Lo otro, era percatarse del paso al más allá de su víctima e iniciar el fuego para esconder su delito.
Como verán, solo pudo ser lo primero. Esto es así, porque no se baña al martillero en un acelerador del fuego (el combustible) para esconder un crimen. Se lo baña para que sea él quien se queme. Solo su cuerpo, o lo demás por añadidura.
R. será malo, megalómano, esquizoide y muchas cosas más pero no es estúpido (aunque tampoco es todo lo inteligente que él suponía). Si hubiera querido esconder el crimen, habría incendiado la casa completa, desde fuera, dominando la situación.
En cambio, su desviado interés en el sufrimiento de su víctima lo llevó a quemar directamente el cuerpo, a encender el fuego él mismo, para poder presenciar la macabra escena.
Ese inagotable sadismo lo tiene con el 40% de su propio cuerpo quemado, al descubierto y próximo a ser formalizado por -espero- homicidio calificado con incendio y no por incendio con resultado de muerte, porque esto no es un incendio: es un homicidio.
El crimen perfecto ha mutado al "crimen ferpecto"
Espero que las torturas, el homicidio calificado y el incendio se mantengan como figuras concomitantes y no se subsuman. De ocurrir esta desgracia desde el punto de vista jurídico penal, tendremos además, la formalización ferpecta.