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25 de abril de 2009

Esta novedad

Claro, cuando dejé botado el blog tenía una buena cantidad de personas que ya eran habitués, algo así como mis comentaristas oficiales.
Y ahora se fueron toditos, salvo aquellas que son mis amigas y me escriben pa'puro no dejarme botada como pucho fumado hasta el filtro.
No digo que encuentro lindo esto de hablarle al viento pero tampoco es tan malo.
De partida, me da más libertad, la misma que tenía cuando hace ya hartos años empecé a blogguear y -como juraba que nadie me leía- podía escribir cuanta weá se me viniera a la mente. Menos mal que ese blog no lo conoce casi nadie (ni yo me acuerdo de las claves), porque me dedicaba a puro pelear, escribir sandeces de esas que adoro escribir o pensamientos locos y fugaces que se me venían a la cabeza y en vez de olvidarlos por ser estupideces, los escribía y me entretenía su resto. Algunos eran harto chistosos, como historias medio personales que me ocurrían por ser despistada.
Y ayer no más me ocurrió una: Estaba yo con cierta persona (mi pareja, obvio) comiendo pollo con papas en un lugar X (Tarragona, pa'los que lo conocen -y lean esto, obvio-), ensimismada en mirarle los ojos y comer porque ¡Cresta, que tenía hambre!
La gente pasaba, comía y se iba y yo seguía con mi pollo, dele que suene, felizcota de tragar harta grasa y carbohidratos.
Luego de un rato, terminamos de comer esos opíparos y excelentes hacedores de grasa corporal y tocó la hora de de botar los restos y dejar los platitos arriba (¿como hay gente tan cochina que deja todo tirado? Si no se trata solo de los trabajadores que deben pegar sus ojos a los restos ajenos, sino también los comensales que acaban de llegar y se encuentran con tan vomitiva escena). Ya, el punto es que acarreábamos nuestra humanidad llevando nuestras sobras hacia la basura y yo, la muy pava, olvidé que el plato no es basura y lo tiré tan campante. Es más: ni siquiera me percaté que había metido las patas. De no ser porque me soplaron un "qué hiciste" ni habría notado el mini desastre.
Ahhh, qué tranquilidad poder escribir leseras que a nadie le importan y no tener que cumplir las expectativas de nadie (o las que yo imaginé que podrían haber tenido).
En fin, así me resulta bien entretenido, aunque tantito feedback pa' tirar la talla tampoco estaría mal.
En fin otra vez (un suspirín). Esto pasa y pasará piola. ¡Qué relajo! Hasta se me podrían caer los chiteco después de esto y seguiría contentilla.

18 de abril de 2009

La vida en DO

Para casi cada recuerdo, tengo una canción que la musicaliza, una que se me asocia sin quererlo y el ejercicio nemotécnico incluye imágenes, palabras y melodías.
Para cuando morí, sin embargo, abandoné cine, T.V. y música (Radios, mp3, CD's, todo)
¿Y cuándo cree que se murió esta loca de patio?
Lo de loca de patio lo dejaré para otro momento. Por ahora, al menos puedo decir que creo haber muerto -al menos de cierta forma- cuando mi madre murió.
Pero ya me desvío.
La música era y siempre fue una importantísima parte de mi vida: me acompañaba siempre, hasta en el baño. Cuando estudiaba, o veía tele. Cuando leía, cuando me divertía o me aburría, hasta que de pronto, ya nada tuvo sentido y la músiquilla constante en mis oídos desapareció para siempre. Ya no conozco los diales de la radio, ya no me sé los grupos del momentos y no identifico canciones que huelan a novedad. Podría decirse que me quedé en el pasado pero no por vieja, sino por aquella muerte que tuve.
Capaz que un día resucite y vuelva a hacerme acompñar por mis Do, Re, Mi Fa, Sol de antaño.
Mientras, la música estará solo en la medida en que quienes me acompañen la escuchen, aunque me sabe a nada.

15 de abril de 2009

Escribir

Solía salirme casi del alma, sin pensar. Era mirar el teclado y tener miles de cosas por decir o por contar (que no es lo mismo).
Ahora y desde hace ya un MUY buen tiempo, se me vuelve casi angustioso. Y es raro; lo es. Porque hoy me ocurren muchas más cosas que antes que podría contar acá pero no puedo. Tal vez sea que ya no pienso mucho, tal vez solo actúo sin detenerme a analizar nada o tal vez ya se me agotó la pluma y tal vez, como decía un poco agradable anónimo (hay que notar cómo son cobardes los anónimos) el poquito talento que solía tener para sentarme a escribir y conseguir atención de las siempre agradables visitas del blog (los asiduos, por lo bajo) ya no está y hoy tengo esta otra forma chancada de escribir: un escribir maltrecho, difícil y poco original.
Podría ser una simple sequía....es verdad: una sequía y hasta conozco el motivo que la originó.
Hace un tiempo me escribió una editora de una prestigiosa casa editorial (valga la redundancia) y me animó a publicar a través de su página online. Nada más traumante para mi. Se me escapó el corazón de miedo y me pasmé. Ya no pude escribir más, presa del pánico a hacerlo mal, a ser deficiente, a no llenar expectativas.
Escribir solía ser tan simple para mi y tan fluído que podía hacerlo todos los días (escribir, no sean mal pensados) y hasta varias veces en un mismo día.
Hoy, sin embargo, ya no lo logro.
Me he vuelto mediocre en casi todo, hasta en mi trabajo estoy en pleno proceso desidioso, mañoso y poco serio.
No sé si tenga remedio. Francamente: Ni idea.