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30 de abril de 2007

Esto de ser Rubia...


Tiene sus complicaciones.

Para empezar, aunque el cabello tenga dos centímetros de largo, ya se empieza a partir (y no solo en las puntas).
Generalmente se trata de un pelo sin vida y tan delgado como el hilo de la araña que seguro se esconde cerca mío.

A menos que tenga un bálsamo ultrapotente que acompañe a un shampoo requetesuave, da la impresión que está lavado en seco.

El mío va siempre con ceras, mousse y demases para que brille y se afirme (no se vaya a volar con una ventolera). Cae a raudales, lo que me obliga a usarlo siempre corto. De otra forma parezco el Tío Cosas.
¿Qué? ¿acaso no me creen que soy rubia? Ya, asumo que en la foto de mi perfil no se nota y que si me encuentran por la calle tampoco lo van a notar.

¿Sabían que muchos cabellos aparentemente oscuros en realidad son rubios estropeados por el tiempo, el clima y otros factores?

De chica era rubia y hará unos diez años un experto en paleta de colores de Koleston me dijo ¡Pero si tú eres rubia!!!

Además soy la encarnación de Cleopatra y a veces me posesiona el espíritu malévolo de la Virginia Woolf.


que alguien se apiade y me de una entretención...

25 de abril de 2007

Los Mayas y el tiempo del NO-TIEMPO.



Todas las culturas y religiones de nuestro mundo y del antiguo hablan de un principio y de un fin.

Para los científicos, el inicio del universo fue el Big-Bang. Sin embargo, no pueden explicar de dónde vino, porque si en principio no había nada ¿Cómo pudo la nada explotar? Y aún cuándo eso fuera posible ¿a raíz de qué iba a hacerlo?
Para el misticismo, llámese fe, religión, mito o como se prefiera, hubo un creador. Algo o alguien a quien se le ocurrió (vaya uno a saber de dónde le vino la inspiración), crear el universo, la vida y la muerte.

Hubo una cultura, sin embargo, que fue más allá: Los Mayas. Ellos se dedicaron a observar el comportamiento del cosmos. Crearon un calendario casi infinito y perfecto, definieron eras, estadios de la vida y establecieron una conexión directa entre nosotros y el resto de la galaxia.
Para los mayas, cada ciclo humano sobre la tierra dura algo así como 5.012 años. Dentro de cada una de estas eras, una civilización humana se ha desarrollado. Al cumplir su período, la tierra ha experimentado grandes cambios y ha dado paso a una "ascención" del ser humano hacia etapas de mayor evolución. Incluso la desaparición de los dinosaurios coincide a la perfección con el término de unos de esos ciclos establecidos por la cultura maya.

Los últimos 20 años de cada etapa eran llamados el "tiempo del no-tiempo". Periodo caracterizado por gran efervescencia, grandes cambios científicos, climáticos y la culminación de la civilización hasta entonces conocida. Es el momento de desprenderse de los errores basales, puesto que ya la civilización ha alcanzado su plena madurez y solo falta la "purificación" para pasar al siguiente nivel. Purificación significa también destrucción de lo hasta ahora conocido pero para los mayas, esta, la quinta civilización según sus estudios, requiere una transformación y la liberación del Miedo, base de nuestra sociedad. Reconocer que somos parte integrante de la galaxia (que para ellos es un ser viviente, así como el sol y el propio planeta tierra).

Según ese calendario, estamos viviendo el "tiempo del no-tiempo" desde 1992 y acabará la penúltima semana del año 2012, más exactamente, el 23 de diciembre.
Basados en sus conocimientos astronómicos y en otros que se desconocen, los mayas realizaron 7 profecías respecto de nuestra era. La última de ellas referidas a nuestros días. Si bien son algo difusas, no dejan de tener gran semejanza con nuestro acontecer actual.

Otras culturas, profecías y creencias que en nada se relacionaron con los conocimientos mayas dan también descripciones de tiempos, situaciones y fechas que coinciden con éstas.

Tampoco se puede negar que hay otras tantas creencias actuales que se aprovechan de dichas posturas, redituando descaradamente con el temor de la gente frente a la posibilidad del Apocalipsis.

Personalmente, me emociona la posibilidad del cambio, de encontrarme con una sociedad diferente, más armónica, menos temerosa y más contemplativa. El fin del mundo no me atemoriza, ni como creencia, ni como posibilidad cercana.
Sin embargo, cada cual es dueño de reflexionar sobre esto y considerarlo charlatanería, mitología, posibilidad o realidad evidente.


Da para pensar.

18 de abril de 2007

La Mensa Woman

Hace como una semana que los lavaplatos de mi casa están tapados. Echas a correr el agua por uno y sale por el otro, hasta que los dos rebosan de lavaza.

El fin de semana, mi señor padre por fin se decidió a desencrespar los deditos y hacer algo al respecto. Trató de abrir los tubos que van por debajo pero no fue capaz, así es que terminé yo haciendo la pega. No se veía ningún tapón ni nada, por lo que pensé que era por el alcantarillado (el de mi casa se parece a los de Nueva York, hasta te puedes meter de cuerpo entero). Como no pensaba meterme en tan despreciable lugar, comencé a verter en seco un químico que tenía guardado para emergencias como éstas. Luegó le mandé litros de agua hirviendo, hasta que pareció haberse destapado. Al día siguiente, sin embargo, la cosa seguía igual o peor y mi papá tan campante, total, como no es él quien tiene que lavar la loza...
En fin, hoy me harté de ver ollas y platos arrumbados en la cocina por causa de la desidia de mi padre y partí a una ferretería. El ferretero me recomendó ácido sulfúrico. Según me explicó, es lo que los plomeros usan para destapar cañerías, sin hacerle daño a los codos de PVC ni al aluminio y acero de los artefactos.
El frasco tenía como mil quinientas instrucciones pero, brillante yo, decidí que bastaba hacerlo con cuidado.

Con gran cuidado estaba mientras veía hervir los desagües. Me empezó a doler el estómago y la nariz me ardía.
De pronto y por un flash de inteligencia, se me ocurrió mirarme las manos. No me dolían ni nada pero... toda la piel de mis dedos se estaba despegando y tomando una tonalidad de martillazos varios.
Partí corriendo al baño y le pedí a mi tía que me trajera bicarbonato (neutraliza el ácido). Mantuve las manos en remojo como media hora y ya mi diestra se vuelve a parecer a la de un ser humano.

¿SOY QUEMADA O NO SOY QUEMADA?
(sí, ya sé que tonta y poco precavida también)

16 de abril de 2007

Qué delicioso fin de semana!!!

El jueves andaba todo bien. Hice un almuerzo rico y no comí nada más.
Hice las cosas que tenía que hacer (no pregunten cuáles, que ni me acuerdo) y por la noche volví a mi re-adquirido vicio: la tele.
Vi la gala de Fama, más tarde CSI Las Vegas y luego a hacer zapping, hasta que llegué a Dr. House. Para quienes no han visto la serie, se trata de un médico endiosado (oh, novedad) que resuelve los más extraños casos, dando de paso una dosis de sarcasmo, ironía y pesar a cada uno de sus pacientes.
Esta vez se trataba de un niño autista que se había envenenado y nadie sabía qué había comido.
Finalmente, resultó que había comido arena sanitaria del baño de su mapache. En otras palabras, engulló parásitos fecales que le estaban carcomiendo por dentro.
Hasta ahí todo bien. Luego del grandioso descubrimiento médico del rengueante Dr. House, pasaron una escena -con zoom incluido- de los gusanos en cuestión, haciendo casita dentro del cuerpo del niño.

Ése fue el instante preciso en que me atacaron unas espantosas náuseas y un dolor de estómago sin precedentes.
Tomé un remedio y traté de dormir: Misión imposible. Me dieron las 4:00 am intentando conciliar el sueño, tratando de convencer a mi guata que era una cuestión mental y que nada tenía que ver con mi estado de salud.
El vientre se negó, porfiado él, y tuve que levantarme al baño.
Manejé el de loza por más de media hora. Perdí una Pepsi de 3 litros enterita!!! Volví toda estropeada a la cama, con fiebre y malestares varios.

A la mañana siguiente casi me desmayo en un tribunal. Por la tarde, diarrea de las que hacen recordar la infancia. El sábado fue la misma historia e incluso hoy ando medio por las cuerdas.

Así de poderoso es el cerebro humano: la sola escena de los gusanillos me provocó una graciosa gastroenteritis y 4 días tomando agüita de arroz...creo que no volveré a ver Dr. House. Asqueroso programa...


11 de abril de 2007

Vamos viendo


Tengo ganas de escribir otra vez, lo que es bueno, pienso.
Lo que no tengo para nada claro es sobre qué escribir y es que estoy atorada con muchos sentimientos, sensaciones, pensamientos y demases.
Leyendo a la Karin y la Sole, me he ido percatando -muy lentamente- que soy en extremo egocéntrica, que tengo una mentalidad más redonda que bola de pool y que podría vivir bastante más tranquila si no esperara tanto de los demás y no fuera tan permeable.
Por ahí voy bien, creo. Estoy sacando conclusiones de las que estoy tomando notas mentales.
Dejar de esperar, entonces, dejar de insistir, dejar ser. Lo que será, será, como dice la canción.
Tengo 35, lo egocéntrica no se me va a pasar ni tampoco quiero que se me pase. Después de todo, si no me quiero yo, nadie me va a querer como yo espero (de hecho, nadie nunca me querrá como quiero yo, solo como cada cual puede).
Voy a hacerme cariñitos sola, me regalonearé pero también me retaré por las tonteras, porque hay cosas que necesitan corrección urgente.
Más pragmatismo y menos ensoñación. Ya no tengo 15, ni 20...ni siquiera 25.
Pero tampoco soy vieja y a menos que ocurra algo inesperado, lo normal sería pensar que me quedan alrededor de 40 años más por vivir, lo que no es poco.
¿Los voy a vivir como los pasados 35?
No creo, no quiero. Hay cosas, por cierto, que nunca cambiarán, sin embargo, innumerables variables y factores pueden mutar o desaparecer...
En fin, solo estoy desatorándome un poco y de paso, desatando algunos nudos mentales, en otras palabras, estoy pelando el cable un rato y debo decir que hace bastante bien!

8 de abril de 2007

De vuelta a la cajita estúpida

Ando extraña, aburrida, solitaria, autoexiliada y penosa. Ya sé, eso no es novedad. Claro que no, es parte de mis vaivenes de vida.

Quiero pintar y no puedo, quiero escribir y la prosa se me vuelve insoportable. Trato de leer y a los dos minutos he perdido toda concentración. Navegar por internet se ha tornado odioso. Hasta hablar es un fastidio.

¿Qué hacer? Fumar, por supuesto, mirar el techo, mirar a un costado y... agarrar el control remoto.

Ver tele, idiotizarme mientras me entretengo aburriéndome. Llevaba más de 4 años con ese aparato apagado. Hoy paso por muchos canales, veo horas y horas de sangre en distintas series. Termino la jornada de madrugada con canales de ciencia o programas paranormales. Todavía no me acuerdo qué número pertenece a tal o cual canal. Cuando abandoné este vicio los números eran diferentes y ésos sí que están en el disco duro de mi azotea.

Sin recriminaciones, SOY UNA TEVITA OTRA VEZ.