Cuando el pánico te domina

¿Para qué los voy a latear con mi interminable seguidilla de dolores físicos tras mi estruendosa caída en pleno día de San Juan?

Mejor los aburro un rato, contándoles que me está empezando a dar pánico escénico. Ocurre que en mi pega actual soy algo así como la "gestora de cursos" que la empresa hace en calidad de asesora y consultora en temas legales y médicos. Eso significa desde contactarme con los jefes de capacitación de las servicios de salud en que prestamos asesorías (vamos arando dijo la mosca), ver que el coffee break funcione como debe, hasta ser la goma que acarrea todos los materiales de las charlas y pasar las diapos para cada profe.

Oficialmente, ya estoy incorporada como una más de las profes y lueguito me toca dar una charla sobre un tema en particular.

Acá es donde entra a jugar el pánico, por dos frentes distintos. Ya he dado charlas antes y hasta he sido profesora de algún ramo perdido por ahí en mi escuela, además de los muchos años en que fui ayudante. Eso, sin embargo, no me quita de encima unos nervios de puta madre, porque sufro de pánico pre-escénico, en que ya no me llamo Fulanita A. V. sino que Arcadas A. V.

Sé perfectamente que ese día, previo a mi debut, no podré abrir siquiera la boca, por el miedo a que aparezca Guacolda Ulloa en su máxima expresión. Una vez hechas las presentaciones de rigor, espero cumplir mi pega como Dios manda y no mandarme ningún condoro ni alborotar a mis alumnos con mi propios nervios (Para peor, los "cabros" que irán a clases son médicos y sabidas son las rivalidades profesionales)

La segunda patita de mi pánico viene de la mano de mis mañas y es que me resulta imposible estudiar si no tengo un libro original y de mi propiedad sobre el tema...Y no tengo un maldito libro sobre esa materia!!! No me sirven las fotocopias ni los libros prestados. No pregunten el por qué, simplemente soy así.

Existen dos miserables libros en tiendas especializadas. Uno de ellos es de dos grandiosos y aburridos tomos y cuesta 60 lucas (!!!) y el otro está agotado.

Para colmo, y hasta donde logro recordar, mis apuntes los boté toditos en cuanto aprobé, porque -burra de mi- odiaba el ramo y jamás tuve en ese sentido visión de futuro....

Ahora me voy a tirar a la cama, para panicar sola, mientras los dolores de espalda me acompañan.

Que tengan buen fin de semana....

Y tú ¿Qué ves?

Naturalmente, para mi resulta tan importante (nefasto) que el bosque se queme como la posibilidad cierta de esos animalitos muriéndose producto del incendio.

Todo Cambia

Esta tarde, mientras jugaba mi rompecabezas favorito (Bookworm), me puse a pensar algo que vengo masticando mentalmente desde hace un tiempo.
El caso es que veo cómo todo mi entorno va cambiando. Eso no tiene nada de particular para la mayoría de los mortales, sin embargo, para mi, es de una trascendencia monumental.
Muchas personas que yo creía amigos míos se han alejado. Algunos primero me han hecho alguna chanchada, otros calladamente fueron desapareciendo, sin dejar ni rastros.
Asimismo, me he acercado a otras personas y otros tantos se han allegado a mi. Es la vida, es lo normal pero no deja de sorprenderme, en muchos sentidos.

¡Pero si hasta los bloggeros andan patas arriba!
¿Por qué las personas pasamos por la vida de otras como temporadas en la playa, hasta que llega el invierno?
¿Por qué mi hermano ya no es "mi" hermano desde que se casó?
¿Por qué las personas a mi alrededor creen siempre tener la condenada razón y esperan que yo cambie según sus propias formas de ver la vida?
¿Por qué mis entrañables amigos de universidad ya no están en mi vida y solo los veo por la tele?
¿Por qué murió mi madre hace ya casi cinco años y no puedo dejar de pensar en ella cada día que pasa?
¿Por qué diantres hay quienes sí parecen aceptarme tal cual soy pero al primer "desliz" me muestran los dientes?

La vida es extraña, mucho más de lo que supuse de pequeña. Es muy triste pero de vez en cuando te arroja chispitas de dulzura y alegría, es oscura como noche sin estrellas pero hay noches estrelladas también. Es tan rápida, aunque a veces un deja vù te detiene a pensar. Es sinuosa, como la canción de los Beatles pero tiene carreteras rectas también.

La vida es solapada, intrigante y -en ocasiones- vale la pena vivirla.

Mujer Positrónica

Qué ganas de tener la capacidad de autorrepararme. Primero daría vuelta cabeza y brazos, luego, pulsaría un botón que abriera la parte posterior de la caja torácica. Miraría bien el interior y de seguro me encontraba con un tremendo desgarro en los músculos bajo el homóplato izquierdo. Así las cosas, tomaría mi caja de herramientas y procedería a escoger las necesarias para suturar el rajón muscular que me está matando.

Luego de ello, cerraría la parte posterior de la mentada caja torácica, volvería la cabeza y brazos a su posición normal y pulsaría un botón que bloqueara los impulsos nerviosos de la zona dañada, hasta que hubiera sanado por completo.

Tan ardua tarea habría de dejarme cansada, por lo que me pondría en stand-by por un par de horas, luego de las cuales apretaría el botón musical de mi cadera y me largaría bailando una de Aretha Franklin.

The Aftermath

Dolores y más dolores. Casi insoportables e indisimulables. Mi mejor cara de amabilidad se aparece como una extraña mueca de asco burlesco. Pero aquéllas son las consecuencias del costalazo mayúsculo que probablemente me haga acreedora de las llaves comunales de Quinta Normal.

Hay otras consecuencias, sin embargo, que de dolorosas no tienen nada. Varios ofrecimientos concretos de trabajo, algunos temporales, otros indefinidos, proyectos y proyecciones, todos apetecibles y entretenidos.

Ya no me atrevo a escupir al cielo. Aún así, debo reconocer que mi panorama laboral ha dado un vuelco de 180 grados que me tiene muy contenta, llena de energías positivas y expectativas.

Yo, que ya no daba un centavo por mi, que creí agotadas todas las esperanzas y aniquilado el futuro, veo cómo, en menos de una semana, todo ha cambiado.

Alguien ha visto mis capacidades, ha confiado en mi y creo haber respondido adecuadamente al desafío. Lo que ocurra de ahora en más, debiera ser bueno y aunque no lo fuera, me ha devuelto la vida, las ganas y la energía. Es más que suficiente.

Gracias Santa M por el favor concedido.

El Porrazo

No es un porrito que te vaya a dejar volando una semana entera: Es un costalazo de marca mayor.

Ayer, a la salida del trabajo, estaba lloviendo. Paramos antes en la entrada con una amiga a fumar un merecido pucho, cuando recibo un llamado telefónico de ésos que descomponen el ánimo a niveles superlativos. Acabó la llamada, apago mi pucho (o lo tiro a un charco de agua, ya no recuerdo bien), me doy la media vuelta para bajar los últimos seis escalones y me mando un costalazo de antología. No supe cómo pero de pronto estoy en el suelo, dando vueltas como chancho en el barro. Me dolió hasta el poco pelo que nace de mi cuero cabelludo.

A tanto llegó el asunto que mi amiga llegó a pensar que había quedado inconciente.

Así como la canción de Víctor Manuel, no quedó un lugar que no me hiciera sufrir. Me golpeé todo lo que es cuerpo. Algunas partes, como cabeza, espalda, rodillas, caderas, mano y tobillo (!!!) fueron las más afectadas.

Estoy tan machucada que mi manera de caminar es igualita a la Neil Armstrong cuando pisó la luna. Me falta la pura bandera gringa para ir a clavarla al lugar en que me caí y reclamar soberanía. A tanto llega, que creo que no solo me compré el recinto sino que la comuna completita.

Contar que me mojé como sopa y que el agua era fétida y nauseabunda es un pelo de la cola a estas alturas.

Listo, ahora me voy, porque tampoco quiero llegar tarde a mis nuevos dominios.

La Máquina del Cuerpo

¿Alguien se acuerda de esa serie?
Yo me acuerdo perfectamente, porque cuando transmitieron el programa era adolescente y esperaba sagradamente a que llegaran al tema de la reproducción humana (aunque, para ser bien sincera, no me acuerdo de esa parte).

El hecho es que mi máquina se está cayendo a pedazos. La espalda me duele como si fuera vieja chuñusca de 90 años. Desde el mismísimo cuello, pasando por las paletas y llegando hasta la cola.

De la pega en sí no me quejo, muy por el contrario, estoy de lo más entusiasmada y entretenida pero parte de mi pega consiste en acarrear peso como veguina.
Aparte de mi propia humanidad recargada a la cual aún no me acostumbro a cargar, tengo que andar con un data, un notebook antediluviano que debe pesar como 10 kilos (por lo bajo) y otro bolso lleno de carpetas y materiales varios.

En suma: ya no tengo 20 años ni peso los 40 kilos que pesaba a esa edad, entonces, debo cargar mis casi 20 kilos extras más otros 15 colgando de mis hombros.

NECESITO UNA QUIROPRAXIS AHORA YA, ANTES DE QUEDAR POSTRADA

El arte de buscar pega (2ª parte)

A mi me ha pasado una cosa bien extraña: las buenas pegas me han encontrado a mi: no yo a ellas.

Una de ellas apareció de la mano de un abogado de larga experiencia quien fuera compañero mío en un post grado. Este caballero, don José, se me acercó y de a poco me fue tanteando, hasta que me comentó que acababa de entrar a un gran estudio jurídico como civilista y en ese estudio requerían con urgencia un buen penalista que además fuera "todo terreno", es decir, que se manejara con soltura en las demás áreas del derecho más comunes dentro del quehacer de un gran holding. Me preguntó si me interesaba ¡Y por supuesto que me interesaba!

Le entregué mi currículum y antes de una semana me estaban llamando para las entrevistas de rigor. Eran bastante largas y duraron en total una semana, desde un lunes, hasta un jueves, oportunidad en que me recibió el dueño del holding, me preguntó por temas varios, conversamos de su paso por la política, hasta que me ofreció un sueldo "X". Repliqué que lo encontraba poco y lo subí al doble ( la muy patuda). Entonces me ofreció una paga mucho más tentadora y acepté. Empecé al día siguiente.

Por razones que no viene al caso detallar, eventualmente renuncié y al mes ya tenía otra pega en otra parte.

Hoy, una amiga (a quien no puedo dejar de agradecer por esta vía pero que no nombraré porque seguro se enoja) me consiguió un pitutín. Está relacionado con el derecho pero es una pega más bien administrativa. La idea es que me conozcan al punto que me necesiten.

Ojalá así sea y lleguen a necesitarme a menudo.

Yo espero eso y creo que es una excelente oportunidad. Y si así no fuera, no importa, es más experiencia adquirida y más peso a mi currículum (que gracias a los estudios varios, no es despreciable).

Eso sería, ahora a mentalizarme en hacerlo todo muy bien y levantarme tempranito otra vez...

Y pensar que fui una "Beldad"

Hoy fui a la feria. Tal como la recordaba. Siete años atrás estuve yendo dos veces por semana durante seis meses.

Y qué manera loca de subirme el ego. Los feriantes se peleaban por atenderme, siempre me vendían con yapa y me trataban que daba gusto.

Claro, era joven, bonita, de ojos resaltantes y cuerpo de medidas perfectas (aunque no me lo crean).

"Lolita, compre acá y no se arrepentirá" era lo más suave y dulce que decían en esas épocas.

Hoy, en cambio, me trataron de señora, cuando preguntaba algo me respondían de malas ganas o de frentón no me pescaban. Hasta un par de vendedores me retaron.

Me sentí vieja, fea y maltratada.

Aunque sé muy bien que por dentro la cosa está mejor que antes, el envoltorio ya no está reluciente...en fin, ahora soy....:

(Aquí estaba el javascript de la canción "LA VIEJA JULIA" pero como el servidor está caído, ustedes se imaginan la música de fondo)