- O eso creo yo.
Al menos por hoy.
Partí energizada este lunes, lo que me da para pensar que puede durar. Esperemos que así sea.
Tal vez sea el hecho de haber regresado a mis raíces musicales una de las cosas que me hizo bien.
Claramente que cierta persona me haya acompañado y rehecho mi dormitorio este fin de semana es algo que me hizo muy bien y que le agradezco desde lo más profundo de mi maltrecho corazoncito.
El caso -y lo que importa, al fin y al cabo- es que estoy de vuelta otra vez, con ganas de escribir, de pintar, de volver a responder los comentarios (lamento se tan mal educada en ocasiones).
Ya no me siento horripilante, ni lúgubre como zombie. Soy la parte de mi que me gusta ser. La que se arregla el pelito con weás caras para verse "casual", la que fuma caro para no desteñir (a propósito de lo cual debo hacer un Warning especial para fumadores: si se cambiaron a Kent Actron, no le vayan a dar la última aspirada de pobre, porque el filtro será casi igual que los Barclay pero poseen una pequeña peligrosidad: ¡SE INCENDIAN! (de hecho, ayer me quemé las cejas); la que puede verse juvenil a pesar de la formalidad, la que no tiene miedo de andar con manso escote y que coquetea con la mirada por la calle, la de los perfumes y el buen "make up" que haga resaltar lo más bonito de mi cara.
En fin, soy la que disfruta contando tonteras con el único propósito de hacer reír un rato a mis visitantes y/o amigos virtuales.
Así es que "Pelotudos todos: Estoy de vuelta, tan payasa como siempre, les agradezco los compadecimientos y las esperas, así como haber tolerado a la bruja en que me convierto de vez en cuando".
La Fulerita sacando las patas del féretro.
30 de octubre de 2006
Vuelvo, Vida vuelvo
29 de octubre de 2006
THE LAST BEAT OF MY HEART
In the sharp gust of love / My memory stirred
When time wreathed a rose / A garland of shame
Its thorn my only delight / War torn, afraid to speak
We dare to breathe / Majestic / Imperial
A bridge of sighs
Solitude sails / In a wave of forgiveness
On angels' wings / Reach out your hands
Don't turn your back / Don't walk away
How in the world / Can I wish for this?
Never to be torn apart / Close to you
'Til the last beat / Of my heart
At the close of day / The sunset cloaks
These words in shadowplay / Here and now,
long and loud / My heart cries out
And the naked bone of an echo says
Don't walk away
Reach out your hands / I'm just a step away
How in the world / Can I wish for this?
Never to be torn apart / Close to you
'Til the last beat / Of my heart
How in the world / Can I wish for this?
Never to be torn apart / 'Til the last beat
'Til the last fleeting beat / Of my heart.
27 de octubre de 2006
26 de octubre de 2006
A mis amigos
25 de octubre de 2006
Siestía
21 de octubre de 2006
¿Seré Judía?
20 de octubre de 2006
Quejoncita (ataca otra vez)
18 de octubre de 2006
Para tí
Convicción
17 de octubre de 2006
PLEASE, PLEASE, PLEASE...
14 de octubre de 2006
Del otro lado del espejo
11 de octubre de 2006
Hoy me encontré en pleno futuro






Hoy tuve que volver a mi escuela. Hacía años que no posaba ni una pata en ese sucucho que siempre odié.
La verdad no era un sucucho, pero infinitas veces me lo pareció, muy probablemente porque nunca quise estudiar eso. Mis aspiraciones iban por el lado del arte o el inglés. El caso es que sin querer queriendo y obligadísima por mi madre, me pasé ahí metida por larguísimos 5 años.
En mi pasada por la casa de Portales (ya ese solo hecho tiene implicancias históricas nada santas -el susodicho no habría pasado ninguna prueba de probidad de aquéllas establecidas para nuestros actuales funcionarios públicos) me ocurrió de todo: Sufrí, me volví flaca tres cuartos de cogote, tuve un pololo eterno, amigos, diversiones, fiestas semanales y múltiples salidas y harto estudio y trabajo académico.
Obligadamente, recién pude decirle chao definitivamente el año 98, una vez que juré y no necesité realizar ningún trámite nuevo en esa universidad.
Tampoco es que odie la escuela en sí ni que desprecie la formación que nos daban (que era extremadamente buena y exigente). Era la carrera el objeto de mi profunda desafección.
Francamente supuse que se trataba de un simple hermoseamiento de fachadas. Pero el tiempo pasaba y los trabajos continuaban.
Hoy, por cosas de la vida, tuve que volver a ir.
Ahora la entrada principal está diseñada para discapacitados. Grandes y redondas columnas rodean todo el frontis y hacen imposible no rememorar otra escuela de derecho (da para pensar si quisieron emular a nuestra mayor contrincante).
Siguiendo por el hall de entrada, me encontré con un ascensor de última generación, que da acceso a los ahora 4 pisos de construcción jurídica.
Me dirigí a la central de apuntes y ahí mi sorpresa fue mayúscula. Ya no era la casucha regentada por el par de flaites guatones amiguis de todos que te trataban a chuchada limpia y te entregaban unas fotocopias ilegibles, cobrándote de antemano un ojo de la cara. En cambio, la central es parte de la construcción, más grande que una DFL 2, con enormes y modernísimos equipos y hasta con un computador maestro que está en línea con el banco de datos de la biblioteca y que es capaz de darte copias del libro que se te antoje con una rapidez que casi me provocó mareos y por apenas $15 miserables pesos.
En un momento tuve que subir a la biblioteca. Abrí una de las cristalinas puertas y me encuentro a boca de jarro con detector de metales y dos aparatos de ésos que hay en el metro, por los cuales debes pasar una tarjeta magnética que te de el visto bueno. Por supuesto que yo carecía de una de esas leseras, pero hay tarjetitas magnéticas especiales para visitantes, que me permitieron el ingreso al templo del saber. Demás está decir que todo allí dentro está computarizado y archi vigilado, con una pulcritud que cualquier centro asistencial quisiera para sí.
Arquitectónicamente, es muy similar a ciertas construcciones moras al interior de España pero dentro de ella, inscrustada indisolublemente, se encontraba toda la tecnología disponible y de vanguardia.
Es increíble como todo cambia ¿Cierto Mercedes?