Subscribe:

28 de enero de 2012

Y éramos jóvenes







Con la belleza que te quita la adolescencia pero la juventud devuelve. Yo creí tenerlo todo, con la típica desfachatez de una muchacha inexperta. No me siento más vieja ahora, aunque seguro así me debo ver...pero como todos los días me miro al espejo, no alcanzo a notar los cambios que otros veinte años encima le traen a cualquiera.
Soy más segura en algunas cosas, menos tímida probablemente. Creo saber mejor que antes lo que quiero y lo que no. No sé si he aprendido alguna cosa trascendente que no supiera desde antes, aunque ciertamente he aprendido a comportarme y mi carácter se ha dulcificado a punta de costalazos. Veo a mis amigos por acá, gracias a la magia de internet que te devuelve al pasado en un tris y los recuerdo a todos con un tremendo cariño, con una cierta alegría nostálgica. ¿Volver al pasado para hacer mejor las cosas? Podría quererlo pero dudo de la capacidad de hacer las cosas de otra manera. De todas formas no tiene sentido: el pasado ya fue y lo lindo, lo bueno, lo malo y lo feo forman parte de mi experiencia de vida ¿con qué propósito lo cambiaría? Sería como mutilarme gratuitamente. Y ganas de eso no tengo. Dejemos las ablaciones para los que gozan torturando.
Ya me han pasado tantas cosas que una veinteañera no podría siquiera soñar. Bordear los cuarenta no me parece tan malo, salvo porque ahora tengo que andar sobándome con el carné por cualquier achaque que a los veinte hubiera desestimado por completo.
Dicen que era bonita, otros dicen que sigo siéndolo. Lo dudo tanto. No espero que venga alguien a reafirmarme el ego porque nunca fui linda y jamás me creería ese cuento (aunque tuve momentos megalómanos, he de confesar). Claro que tuve la belleza de la juventud, cosa en la que jamás creí de joven y siempre atribuí a las típicas mañas de los viejos rezando su "todo tiempo pasado fue mejor". Ahora recién me percato que no eran cuentos, que efectivamente la juventud tiene una especial belleza mundana que los años hacen desaparecer. Tampoco veo nada de malo en perder ese encanto juvenil, salvo por el hecho indubitado que ahora me dicen "señora" por la calle y eso no me gusta nada.
Y fui joven y dueña del mundo y la verdad.
Ya no lo soy ni tengo la verdad escondida bajo las uñas. Pero tengo un algo supremo e invaluable que antes fue solo un germen: ahora tengo mi propia verdad, mi propia historia completita de vida. Siempre esperé por ella, para contarla, porque las historietas de vida me apasionan. Tengo innumerables chascarros, dolores y alegrías que desconocía. Tengo tantas vidas paralelas como decisiones he tenido que tomar y cosas he dejado de hacer, como personas conocí y otras tantas perdí. Visualizo un árbol frondoso de infinito ramaje. Desde el tronco hasta la copa hay un cierto hilo destellante con el rumbo de mi vida. Nada me cuesta tomar alguna luz para iluminar los demás caminos y hacerlos realidad a través de la imaginación, como nada cuesta tampoco reandar lo caminado devolviendo a la vida el pasado. A me resulta verdaderamente interesante. Más que simplemente eso: la verdad es que me emociona la simple posibilidad.
Y fui joven pero solo hoy poseo este acariciable tesoro. Me quedo con esta joya invaluable de poder narrar cuanta cosa se me venga en gana, sea realidad o ficción, mentira o santa verdad. Me quedo con esto, de todas maneras.

0 OPINAN ¿Y BOSTON?:

Publicar un comentario

¿y Boston?