Horario de Trabajo

Nueve a cinco, piensa. La inmensa mayoría de los mortales tiene un horario similar.
-No, en realidad, se trabaja más, al menos una hora más, vuelve a pensar.
Mientras enciende un cigarrillo, aprovecha de apoyar la espalda en el sillón estilo gerente (aunque ella no es gerente de nada). Estira los brazos y aprovecha el impulso para rascarse levemente la nuca.
El sillón reclinable la sorprende -como siempre- y se incorpora rápidamente, creyendo que podría caer con tanta inclinación.
Aspira su cigarrillo mientras las cenizas caen sobre sus piernas
-¡Mierda! exclama, asegurándose que su ropa no se haya perforado.
Y continúa su trabajo. Revisa unos documentos digitales, los compara con otros precedentes y que hacen las veces de boceto literario.
-Esto no es precisamente escribir una novela pero al menos supone redactar, mejor asumo que es parte de lo mismo (habla sola cuando trabaja).
Sus ojos y dedos adquieren vida propia mientras escribe. Es una pasión, no cabe duda.
Se le enciende la mirada y en la comisura de sus labios se puede adivinar una sonrisa tenue.
-¡Listo! Ahahá, está listo, veamos, veamos (repasa lo escrito). Nop...esta palabra vuela, esa coma sobra y falta una última frase sacramental. ¡Ahora sí que sí! A volar, contratito, viaja tranquilo por el espacio cibernético pero avísame si no llegas a destino.
Hablar sola la acompaña a las cinco. No hay nadie. Ni un alma cerca, ni un ruido.
-Tal vez sería conveniente cambiar mi horario de 9 a 5 por el de 9 a 5...de la tarde.