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20 de febrero de 2008

17 de febrero

El 17 de febrero de 1972, a las 3:20 a.m. nació, luego de 8 meses de gestación una cabra chica pelada que apenas pesaba dos kilos.
El engendro se largó a hablar como loro a los 6 meses de vida, a los 9 meses ya caminaba. A los 10 meses decidió que nunca más tomaría leche.
A los dos años, se volvió evangélica (para horror y divertimento de sus católicos padres) y hasta predicaba para su familia. A los tres años dejó el culto y se transformó en agnóstica, luego de comprobar con gran amargura que el viejo pascuero era un cuento.
Entre los dos y los cinco años, se entretuvo dibujando "bellos murales" en las paredes de su casa.
Cuando entró al colegio, descubrió con estupor que los profesores eran bastante porros e ignorantes, y desde ese entonces mantiene y alimenta una nada despreciable biblioteca.
Entre los 6 y los 18 practicó todo tipo de deportes, se molió irremediablemente las rodillas y se percató que sería una real tacuaca por el resto de sus días.
A los 18 empezó los estudios que su madre escogió y los terminó a los 22.
A los 25 tuvo su primera desilusión amorosa. A los 27 decidió barrer con todo.
A los 30 perdió a su madre y a los 34 ganó un sobrino.
A los 33 abrió un blog.
Y lo demás es historia.

16 de febrero de 2008

Tarde de picnic


¡Hazte a un lado! Le dijo con voz firme.
Y él lo hizo, sin siquiera chistar. Se sentó sobre una piedra quemante, mientras el sol golpeaba su frente y sus sienes bombeaban como tambor africano.
¿Podrías callarte o bien te alejas si es que no piensas parar de cantar esas estupideces?
-Pero si ya me alejé lo suficiente y casi estoy friéndome con este calor. Además la canción no es mala.

Mira, si tu "canción" fuera buena, hasta estaría dispuesta a escucharte chillar ¿Es que no puedes vivir sin tener que molestarme? Primero invades mi espacio y luego no me dejas ni descansar.

-Está bien, voy a caminar por ahí un rato.
Me parece perfecto, siempre y cuando no te alejes mucho, porque no tengo ganas de deambular por ahí buscándote como si fueras un chiquillo perdido.

-Voy a estar cerca ¿Quieres que te traiga algo?
¿Algo como qué? ¿una rama, una piedra, otro cabro molestoso? A ver, tráeme un Pinot bien helado y una tabla de quesos.
-Pero ¿dónde consigo eso?
Exacto, eres brillante. Estamos en medio de la nada ¿qué podrías traerme? Mejor te vas debajo de ese árbol, aprovechas de escuchar el río y cantas todo lo que quieras, porque desde ahí, nadie te va escuchar.

Y lo hizo: caminó hasta el árbol, junto al río pero no cantó. Solo se dedicó a escuchar el tintinear de las piedras llevadas por el torrente. No era su canción pero resultaba casi melodioso. Ella estaba lejos, tanto que parecía una cucaracha de espaldas, toda cubierta por un pegajoso veneno, sofriéndose, adobándose en su jugo.

Una fuerte y repentina brisa le trajo unas gotitas de agua de río.

- ¿Será verdad eso que dice la gente? Que el agua estanca mantiene todo lo malo pero la corriente se las lleva?

¿Dónde se habrá metido éste? Por la cresta, si lo que más le dije es que no se alejara. Ahora capaz que me quiebre una pierna entre tanto pedrerío y todo por tener que ir a buscarlo.
Y lo llamó por largo rato pero él no aparecía. Finalmente, caminó hasta el árbol bajo cuya sobra lo vio por última vez.

¡Ni rastro! Me estropeó una perfecta tarde de relajo.

Y el muy estúpido dejó acá su reloj y sus zapatillas. Si no es por mí, las habrían robado.

Pues No

No voy a hacer nada, porque nada es precisamente lo que soy.
Ya con estar cumplo.
Ni quiero ver a nadie porque cuando me miran sus ojos me atraviesan
Y no me ven, porque no soy más que nada.
Tampoco me quejaré porque no tiene sentido quejarse de nada.

A veces escucho un "me gusta como escribes"
o un qué bien te manejas.
"¡Qué pena que las cosas no te resulten!
Entonces devuelvo una sonrisa nerviosa
Y me trago las palabras contenidas
Porque la nada es el mejor lugar para guardarlo todo.

Incluso recibo un "qué linda eres" o un "tan capaz tú"
Hasta me halago pero no comprendo.
Aburrida, hastiada de buscar la perfección.
¿De qué vale mejorarlo todo cuando eres nadie?

Pues no! Estoy cansada de buscar
porque casi siempre parece que encuentro
y mientras más me acerco
la ilusión se agiganta

Entonces aparece ese cristal
que me devuelve el pálido reflejo
y me toma por el cuello
mientras me mira sin expresión
y me devuelve la verdad

No! Simplemente porque no.
Y no me importa si te vuelves hermosa
o si tu capacidad rebosa
No. No pretendas lo que te he negado.
No me pidas oportunidades
Y cambia esa cara, porque no te viene nada.

7 de febrero de 2008

¿Quién dijo yo?



Ingredientes:

1 pollo entero
1/2 litro de leche entera
200 ml de aceite
2 cebollas grandes
1/2 kilo de carne
4 huevos
2 cucharadas de sal
1/3 kilo de azúcar
16 choclos
4 ketoprofeno 50 mg
1 diclofenaco en gel
crema de manos
antiparras
4 ó 5 horas de tiempo disponible

Preparación:

I- Pollo: Se descuera el pollo, se troza y sofríe en una olla grande por 7 minutos. Luego se le agrega sal y 3 litros de agua y se deja cociendo un buen rato (40 minutos).

II- Pino: Se pica en cuadritos pequeños dos cebollas y se vierte en una olla mediana. Se agrega sal, aceite, una pizca de pimienta y 1/2 kilo de carne molida especial (5% de grasa). Freir hasta que la cebolla tome un color dorado. (un caldo de carne y otro de costilla es mi truco para un pino incomparable)

III- Pastelera: Pelar los 16 choclos y desgranarlos con un cuchillo. Luego se muelen en juguera o moulinex. A menos que sean tradicionales y estén dispuestos a usar rallador, en cuyo caso recomiendo un antiinflamatorio y mucho tiempo disponible. ( en todo caso, el mejor resultado se obtiene con el rallador)

IV- En una cacerola grande (45 cm ó 50) verter 200 ml de aceite de granola o maravilla, agregar 1/2 litro de leche (o un poco más si los choclos estuvieran muy secos) y calentar hasta que hierva. Cuando esté hirviendo, agregar 2 cucharadas de sal y todo el choclo molido. cocer a fuego medio revolviendo permanentemente durante 30 minutos. Cuando la mezcla haya tomado un color más oscuro, añadir 300 a 400 gr. de azúcar granulada y continuar revolviendo en el fuego hasta que espese.

V- En 10 pocillos de greda o dos fuentes grandes, vaciar el pino de manera uniforme. Agregar huevo cocido cortado en medias rodajas (pueden añadirle pasas pero jamás aceitunas).
Una presa de pollo por porción y cubrir con la pastelera, hasta que el pollo no se vea.
Espolvorear delicadamente con un puñado de azúcar granulada.
Se lleva a horno fuerte y precalentado por 40 minutos o hasta que se dore por encima.

VI- Antes de empezar el proceso, tomar un ketoprofeno (de preferencia, Profenid).
VII- Ponerse las antiparras antes de empezar a preparar el pino.
VIII- Luego del noveno choclo rallado, fregarse el brazo con diclofenaco, para calmar los calambres.
IX- A los 15 minutos de estar revolviendo la pastelera, otra friega para poder continuar.
X- Los restantes comprimidos de ketoprofeno, tomarlos en la medida que el brazo les siga tiritando producto del esfuerzo. (Ayer hice pastel del choclo y el brazo izquierdo -soy zurda- todavía está resentido)
XI- Mucha crema hidratante para las manos por a lo menos una semana continua.

Descansar lo más que puedas...y comer como desaforado.

Les acabo de dar mi receta de pastel de choclo. Yo lo preparo como lo hacía mi mamá, mi abuela y todas las antiguas generaciones en mi familia materna.
Aseguro éxito rotundo si siguen las instrucciones y prometo que jamás habrán comido un pastel de choclo más rico en toda su vida.
También pongo las manos al fuego para contarles el dolor muscular que tanto trabajo acarrea.


Por siaca: hay por ahí en internet incontables recetas con variaciones aberrantes. Así es que para prevenir desastres y comerlo como en los tiempos de la colonia, sigan al pie de la letra esta receta y las siguientes advertencias:

1.- El pastel no lleva albahaca (las humitas sí), ni aceitunas.
2.- La crema pastelera debe ser dulce y el pino no debe contener ningún aliño, salvo una pizca de pimienta o ají rojo en polvo.
3.- Tampoco lleva mantequilla.
4.- Solo se utiliza azúcar granulada.