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8 de febrero de 2012

Wellbutrin o cualquier cosa con bupropión.

La vida nunca te da las mismas cosas, aunque a veces lo parezca. Últimamente me ha traído puros sinsabores, cosas que podrían ser alegres pero que por diversas circunstancias han sido más bien pesadillas en vigilia. Podría estar arreglando la casa para dejarla como siempre la he soñado (y necesitado, porque llegar a este lugar que solía ser acogedor, convertido casi en pocilga, no tiene nada de relajante) Pero los maestros que me recomendaron están ocupados.

Todos mis implementos eléctricos, casi sin excepción han sido comidos por mi gatita comecables, Anaís (menos mal que a ella no le ha pasado ninguna desgracia realizando esta maldad). Ahora tengo por vez primera un perro, que se anda haciendo de todo por toda la casa (menos mal ha sido conciente y lo sólido lo deposita en el patio) y se está comiendo todos mis muebles. La verdad es que ya estaban todos hilachentos cuando ella (Lulú) llegó, porque la tracalada de gatos estaban haciendo de las suyas pero ella saca los pedazos de cuajo, tal como trata de sacarme pedazos de piernas, brazos y hasta de guata. Conmigo no lo ha logrado (aunque tengo feísimos rasguñones y mordiscos ennegrecidos) pero con los muebles sí. Retapizarlos es una posibilidad, aunque creo que sale hasta más caro que comprarlos nuevos. Como sea, estaré obligada a destinar plata contemplada para otras cosas en re amoblar el living.

Además de la cocina y el refri, que están para exhibirlos en alguna casa de antigüedades y que tengo que cambiar sí o sí pero ahora tengo el problema que los refrigeradores a la venta son tan grandes (porque otro chico no quiero nica) que no me caben por algunas puertas y me estoy viendo obligada a ampliar la cocina para que quepa alguno de los que más me flecharon.

El piso es otra cosa que tengo que renovar a como dé lugar, porque literalmente se está despedazando.

En otras palabras, todos gastos mayores y yo sin una pega estable (puros pitutos temporales, de los que –en todo caso- no me quejo para nada y agradezco infinitamente la posibilidad de participar en esos menesteres).

Sin nadie que me apoye económicamente (muy por el contrario)…en fin, me estoy sintiendo atrapada sin salida. Y éste es mi día a día, pensando las mismas cosas, teniendo las mismas preocupaciones y encima con unos sentimientos entre de rabia, culpa, desprotección y abandono.

Volveré a tomar la pastillita que le dio nombre al post y espero que me haga ver las cosas desde otro prisma, porque simplemente ya no doy más. Wellbutrin, bienvenido a mi vida una vez más…

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