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11 de octubre de 2006

Hoy me encontré en pleno futuro





Hoy tuve que volver a mi escuela. Hacía años que no posaba ni una pata en ese sucucho que siempre odié.
La verdad no era un sucucho, pero infinitas veces me lo pareció, muy probablemente porque nunca quise estudiar eso. Mis aspiraciones iban por el lado del arte o el inglés. El caso es que sin querer queriendo y obligadísima por mi madre, me pasé ahí metida por larguísimos 5 años.
En mi pasada por la casa de Portales (ya ese solo hecho tiene implicancias históricas nada santas -el susodicho no habría pasado ninguna prueba de probidad de aquéllas establecidas para nuestros actuales funcionarios públicos) me ocurrió de todo: Sufrí, me volví flaca tres cuartos de cogote, tuve un pololo eterno, amigos, diversiones, fiestas semanales y múltiples salidas y harto estudio y trabajo académico.
Recién en tercer año logré aceptar que estaba metida en eso e iba a terminarlo decentemente y sin pasar un solo año demás en aquél lugar. Menos mal lo logré, porque creo que otro año más no lo habría podido soportar.

Obligadamente, recién pude decirle chao definitivamente el año 98, una vez que juré y no necesité realizar ningún trámite nuevo en esa universidad.

Tampoco es que odie la escuela en sí ni que desprecie la formación que nos daban (que era extremadamente buena y exigente). Era la carrera el objeto de mi profunda desafección.
Volviendo ahora al tema: Desde hace un tiempo, cuando pasaba por República 105, podía notar que se realizaban trabajos en su interior.
Francamente supuse que se trataba de un simple hermoseamiento de fachadas. Pero el tiempo pasaba y los trabajos continuaban.
Hoy, por cosas de la vida, tuve que volver a ir.
Inmensa sorpresa me llevé. El edificio ya no tiene nada que ver con esa construcción moderna, estilo señorial, de dos pisos y mucho pasto por todas partes.
Ahora la entrada principal está diseñada para discapacitados. Grandes y redondas columnas rodean todo el frontis y hacen imposible no rememorar otra escuela de derecho (da para pensar si quisieron emular a nuestra mayor contrincante).

Entrando, se ven cámaras de vigilancia por todos lados, como si se tratara de una bóveda repleta de inconmesurables tesoros, como los que años atrás se robaran de un banco.
Siguiendo por el hall de entrada, me encontré con un ascensor de última generación, que da acceso a los ahora 4 pisos de construcción jurídica.
Me dirigí a la central de apuntes y ahí mi sorpresa fue mayúscula. Ya no era la casucha regentada por el par de flaites guatones amiguis de todos que te trataban a chuchada limpia y te entregaban unas fotocopias ilegibles, cobrándote de antemano un ojo de la cara. En cambio, la central es parte de la construcción, más grande que una DFL 2, con enormes y modernísimos equipos y hasta con un computador maestro que está en línea con el banco de datos de la biblioteca y que es capaz de darte copias del libro que se te antoje con una rapidez que casi me provocó mareos y por apenas $15 miserables pesos.
En un momento tuve que subir a la biblioteca. Abrí una de las cristalinas puertas y me encuentro a boca de jarro con detector de metales y dos aparatos de ésos que hay en el metro, por los cuales debes pasar una tarjeta magnética que te de el visto bueno. Por supuesto que yo carecía de una de esas leseras, pero hay tarjetitas magnéticas especiales para visitantes, que me permitieron el ingreso al templo del saber. Demás está decir que todo allí dentro está computarizado y archi vigilado, con una pulcritud que cualquier centro asistencial quisiera para sí.

Me sentí pasada a llevar y pisoteada por el ambiente futurista de lo que alguna vez fuera mi acogedora escuela.

No hay más pasto que el que puedas haber pisado afuera y lleves en la suela de los zapatos. Todo pintado de impecable blanco, cemento por todas partes, grandes ventanales y patios de concreto en todos los pisos. Otros sectores del edificio están plagados de pequeñas ventanas rectangulares y no pude evitar recordar el lugar en que yace el cuerpo de mi hermana, en donde solo están los restos de recién nacidos.
Parecía mausoleo. Y limpio. Miré al suelo y no encontré un solo papel botado. Ni siquiera un pucho.

Fue tanta mi incapacidad de asimilar todo y el asombro me embargaba de tal manera que solo atiné a tomar fotos como enajenada. Me sentí parte de una novela de ficción, como si de pronto me hubiese movido, por una secreta compuerta temporal, 10 años hacia el futuro.

Arquitectónicamente, es muy similar a ciertas construcciones moras al interior de España pero dentro de ella, inscrustada indisolublemente, se encontraba toda la tecnología disponible y de vanguardia.

Lela, quedé lela, pasmada y confundida. Me sentí como neanderthal en plena época industrial...fue una bizarra experiencia pero muy interesante también.

Es increíble como todo cambia ¿Cierto Mercedes?

19 OPINAN ¿Y BOSTON?:

  1. Aunque sea increible, en estos tiempos todo tiende a cambiar, yo recuerdo que mi liceo tambien sufrio un cambio repentino de un verano ha otro....dejo de ser un lugar acogedor para estudiar y para reflexionar...recuerdo que en el centro habia una antigua instalacion medieval y rodeada de palmeras...era algo mistico y tenía un patio trasero donde habia un jardin precioso...pero cuando llegamos el año entrante...nuestro asombro fue grande...teniamos tambien camaras de vigilancia y a la entrada una inspectora que requisaba todo lo extraño al uniforme.....entiendo como ha sentido tu corazón tras el recuerdo.....un fuerte abrazo... y así es la vida change every day........bye

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  2. Simplemente, es una lástima carecer de fotos de mi escuela tal como yo la viví pero estas fotografías creo que hablan por sí mismas...

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  3. A propósito, no puedo dejar de recordar aquella vez que nos juntamos en el casino de tu universidad -hace como... ¿mucho tiempo?)- y que por error me llevé tu agenda. ¿Entregarán todavía ese tipo de libretas o ahora repartirán un blackberry para cada estudiante o un Ipod?... creo que todo depende del valor de la matrícula y mensualidad... Saludos!!. (PD: El tiempo no sólo se nota en la cara, también en las cosas que mutan a nuestro alrededor... incluidos otrora cabros chicos que ahora invitan una cerveza)

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  4. Gabriel: No te imaginas los años que esperé esa agenda de vuelta. Aún recuerdo que incluía fotografías de las diferentes escuelas de la UDP, con tipografía arial de letras color marrón.

    Si me dieran una blackberry, capaz que me matricule en periodismo (carrera que deseché de plano por mi otrora exceso de timidez).
    Aunque los precios, quiridi, son más mito que realidad. Al menos mientras yo estuve allí estaba al alcance de cualquier universitario. En esa época las lucas se las llevaban la católica, la mistral y la finis terrae. El único pero es que no teníamos derecho a crédito ni pase escolar. Pero existía algo mucho mejor: becas por rendimiento, así que si estabas dispuesto a sacarte la chucha y quemar pestañas, te ahorrabas unos buenos pesos.
    Hablando de agendas top, supongo que mi piolita agenda de papel reciclado se ha transformado ya en una I pod. La espero...

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  5. Yo habitualmente iba a la Portales entre el 94 y el 97, a rendir mis pruebas de civil, orales, con Carlos Peña, que hoy es el Rector. Porque era muy cagao con las notas en las pruebas escritas.

    Siempre la encontré muy bonita. Ahora estoy haciendo un Master ahí, y los primeros meses me tocó sufrir la incomodidad de estudiar en una obra en construcción.

    Pero quedó la raja.

    Felicitaciones a los que tienen un sentimiento de pertenencia.

    Rabinfiltrado.

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  6. No puedo negar que el nuevo edificio es sencillamente espectacular y tanto fue mi baboseo de verlo que tomé 28 fotos del lugar.
    Pero la nostalgia igual me hizo recordar mi estadía entre el 90 y el 94. Era tan diferente y tan mía.
    Ahora me siento completamente ajena a esa nueva facultad.

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  7. CAda vez que paso por Alameda veo el colegio que me acogio en tre 1 y 5 basico...nunca mas lo pise desde el año en que sali de el...esta igual por fuera...debe estar igual por fuera.

    Saludos
    x0x0x0x
    LaRomané

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  8. Que coincidencia, yo fui a mi Universidad cuando viajé a Chillán para las fiestas patrias. Afortunadamente estaba con mi hermana pues no hubiera resistido ir sola y me hubiese puesto a llorar ahí mismo como vieja ridícula al ver lo asquerosa que estaba.

    Que verguenza.

    Afortunadamente yo no andaba con cámara fotográfica.

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  9. La Romané: Supongo que soy muy poco fijada pero nunca he visto algún colegio de niñas en la Alameda...¿porque no te cambiaste de sexo, verdad?

    SOLE: Visitar después de años un lugar que hiciste tuyo por años siempre hace que algo de nostalgia nos invada pero si tu U estaba tan a mal traer, creo ganas de llorar era lo menos que podías sentir.
    Ah, y yo no andaba con cámara ¿viste que ahora a los celulares les falta el puro GPS?

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  10. ¡¡¡¡¡¡Síííííí, celulares con GPS!!!!!! muy buena. Qué buen texto Fulerita, las cagaste. Perdón exabrupto, son más lindas las palabras, dijo la vieja canuta, pero es que las cagaste. Muy buena descricpión Fulerita, eres más escritora que sólo bloguera y cómo serás de leguleya, uyyyyyy.

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  11. Ya, poh LUXU, no le pongai tanto, que después va a parecer que yo misma escribí tu comentario.
    En todo caso, debo reconocer que -con o sin dedos para el piano- ser escritora ha sido siempre mi sueño.
    Pero para poder escribir, hay que haber vivido (algún novelista famoso lo dijo y experimentó...creo que fue Hemingway). Por eso, durante largos años (mi juventud completa) la pasé escribiendo poesía a mis amores y desamores. Ahora que ya estoy en los titantos me siento más preparada y vivida para comenzar con la prosa. Y el blog, bueno, excelente herramienta para practicar ¿o no?

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  12. All is changin, my friend!

    PD: Prestame Tinderbox *.*

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  13. Que poder de observació que tienes , yono osy capaz de notar los cambios en los muebles d emi casa, menos de un lugar que odiaba por una u otra razón, pero como lo cuentas debe ser maravilloso asombrarse con esas cosas que uno ve tan común por estos dias, espero no perder jamás el poder de asomobro por la pequeñas y grandes cosas de la vida y tambien de la muerte.
    Esperoalgún dia me visites y poder concoernos de a poco como es en este medio de comunicación tan especial.

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  14. Nyneth: Cero problema, te lo presto pero ¡debes cuidarlo como hueso santo!

    El Jota: Juraría que el otro día visité tu blog pero lo volveré a hacer, porque no me gustan las amistades cibernéticas de un día

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  15. Obviamente lo cuidaré ^_^

    Aunque... ¿donde lo conseguiste? O.O

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  16. Nyneth: Lo importé, así que me salió cara la gracia, quiridi

    Sole: Cierto, ando en mi mundo paralelo pero voy y vuelvo

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  17. Sin duda. Mi barrio ha cambiado casi por completo, así mi colegio, la escuela, la ciudad completa es otra. No por nada hace un tiempo el periódico "la nación" de Argentina, publicó un reportaje en que comparaban Santiago con una capital europea, muy diferente del resto de las ciudades latinoamenricanas. Mi mente se quedó en el Santiago antiguo y los remanentes (que nunca se muestran a los extranjeros). Lo nuevo es otra cosa y no me pertenece.

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  18. Pucha mi estimada, a mí me pasó eso mismo hace dos semanas atrás cuando tuve que ir a mi ex-almamater y casi me caigo de culo al ver que la universidad parece mall, en interprice, la nave del capitán futuro, no sé qué diablos más menos plantel universitario. En fin grande fue mi ofuscación cuando me dirigí al antro, sucucho de mis carretes dentro de la univerisdad "jamaica" y chuta en vez de eso me encontré con un primoroso e iluminado jardín... Buena cosa, los costos de la modernidad, al menos quedan los recuerdos.

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¿y Boston?