Es relativo

Él siempre fue lejano a los ritos y las tradiciones.
La sola idea del matrimonio lo urticaba. Nunca puso bandera para el 18 y se ganó varias multas municipales por ir contra la tradición y la norma.
Sentía gran recelo cuando veía a alguien cruzar la calle para no caminar bajo una escalera o no toparse con un gato negro.
A veces creía en Dios, a veces lo hartaba. Cuando creía no rezaba ni se persignaba. cuando descreía tampoco se volvía diabólico.
Todo lo relativizaba. Gustaba de las mujeres pero probó más de un hombre. Constantemente comía en restaurantes exóticos. Conversaba con extraños y hacía de la noche día, al menos de vez en cuando.
Si mentía lo hacía por gusto. La verdad era una cortesía que a sí mismo se permitía en algunas ocasiones.
Este fin de año, recibió una tarjeta electrónica de felicidades.
Era una cadena y ¡Por Dios que las detestaba! La borró sin siquiera abrirla.
Luego de vaciar su papelera de reciclaje pensó en el año que se iba. Le tentó la idea de hacer un balance existencial y se sorprendió a sí mismo escribiéndolo sobre un papel.
Tomó resoluciones de año nuevo, a pesar que internamente se burlaba de su propia ingenuidad.
Escogió los doce primeros días del año y decidió convertirlos en los mejores de su existencia
-Un mes por año, pensó. Para que cada mes fuera un regocijo, para que cada mes se transformara en lo que nunca quiso hacer de su vida.
Él no lo sabe pero en Junio será atropellado y morirá jubiloso.