Subscribe:

22 de mayo de 2006

AUTOS

Anoche iba manejando con mi padre de copiloto, cuando de pronto suelta ¿Y Ud. por qué maneja tan rápido? Es verdad que conduzco con rapidez pero él nunca ha estado dentro del auto cuando meto chala. Yo creo que iba a todo dar a 50 KM. Pero si tú y mi hermano manejan como si estuvieran compitiendo en la Indy!!! le espeté. ¿Qué esperas si me acostumbré a ir contigo desde chica y tú tan campante a 130 por las calles de Stgo?

Yo creo que lo que en verdad le preocupa es que hace como 2 años atrás choqué, pero con mayúsculas. Nunca le he dado un topón a un auto, jamás el más mínimo de los rayones pero cuando me estrellé fue con ganas.
Iba por una Avda. y era bastante tarde. Estaba apurada por llegar a mi casa y las calles estaban algo jabonosas. Debo haber ido a unos 80 ó 100 KM, cuando veo, como a 200 metros una luz roja. Desde ya intenté bajar la velocidad: no lo logré. Tenía la pata derecha acalambrada de tanto apretar el freno y nada. A mi derecha, una fila de autos: no podía cambiarme de pista. A mi izquierda, una amplia vereda repleta de gente (era sábado por la noche). Habría podido pasar entre ellos intentando no matar a nadie, pero luego de la calzada venía un bandejón estilo plaza, con mucho pastito pero demasiado empinado (me habría dado vuelta en un dos por tres). Entonces, mis alternativas eran las siguientes:
1.- Irme hacia la derecha y chocar al cacharro de al lado dejándolo como chicharra
2.- Virar a la izquierda y pitearme un transeúnte.
3.- Virar a la izquierda sin pitearme a nadie pero corriendo el riesgo de volcarme, irme al más allá y dejar el auto listo pa' venderlo a 20 lucas. (No andaba en mi auto, sino en el de mi hermano)
4.- Afirmarme bien al volante, encomendarme al Todopoderoso y chocar con todo a la Ford Ranger que iba delante mío.

A la Ford no le pasó nada. Frente a mi cara estaba el capó de mi auto. Mis lentes y mi celular volaron lejos.
Todo mundo paró a mirar: nunca me sentí más observada y avergonzada. Estaba refrendando de la manera más patente eso de que las mujeres manejamos mal. Me quedé sentada, notando que la radio se había apagado sola y que la gente comenzaba a avalanzarse sobre mi. Era un horror, desde todo punto de vista.
El hombre que manejaba el auto de la derecha llegó corriendo a sacar la batería del auto para que no me incendiara (fue como si agradeciera mi decisión de no chocarlo a él). El dueño de la Ford llegó preocupadísimo para saber si yo me encontraba bien (y yo que pensé que venía corriendo a sacame la chucha por haberlo chocado).
Es más, hasta llamó a mi casa y les explicó lo que había pasado (él sí notó que no hubo caso con los frenos).
Luego de unos minutos y cuando ya la novedad había pasado, me quedé sola en la calle, esperando que mi padre y mi hermano llegaran en mi auto a buscarme.
Llegaron con la grúa. Mi hermano me preguntaba si me sentía bien y no me dijo nada por el gran destrozo a su auto, cosa que hasta hoy agradezco. Mi papá, en cambio, me hubiese matado si hubiera podido. Me retó en frente de los de la grúa y me hizo gran escándalo, aplacado por el solo hecho que las calles estaban casi desiertas.
Naturalmente, pagué todos los gastos de reparación, dejé de manejar por unos días y le quité el habla a mi señor padre, por su falta de conmiseración.

Eso, sin embargo, no significa que haya tomado miedo. Me sigue fascinando manejar. Me gustan los motores potentes, pasar los cambios, dejar a todo mundo atrás es una delicia (odio los autos automáticos) y, vez que puedo, sobrepaso los 160 (eso sí, solo en carretera)

¿Y esto, a propósito de qué, Sherlock?
Lo recordé gracias a un posteo de Bradanovic, Watson.

0 OPINAN ¿Y BOSTON?:

Publicar un comentario

¿y Boston?