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22 de mayo de 2006

MOMENTOS

A LA MIERDA!!! LAS VACAS NO VUELAN. Con suerte dan leche, que no se puede ni llegar y tomar, porque -si lo haces- te agarra una diarrea, tifus, o hasta el mal de las vacas locas.
Me disculpan el "francés" pero este ha sido un día de la puta madre. Partió en la madrugada, para variar por mi enrraizada estupidez. Uno de mis gatitos (Sam, el rubio que está en el álbum más abajo, por si se dignan mirarlo) tiene una enfermedad autoinmune en su boca y encias. Eso provoca constantes infecciones y gran dolor para él. Apenas se lame para lavarse y la comida literalmente la traga, para no tener que masticar. Esto es algo que no tiene solución, pero sí paliativos. Pensando en eso (y en que hace como tres meses casi se murió de una hepatitis fulminante provocada por lo mismo) pasé a una farmacia, le compré shampoo en seco, ketoprofeno de uso veterinario y un antibiótico antibacteriano, todo con el fin de que se sintiera mejor y se viera bonito.
Le espolvoreé el Shampoo, lo refregué por todo su cuerpecito, luego lo cepillé hasta que a ambos nos dio hipo.
Quedó como la Pantera Rosa saliendo de la lavadora.
Después el antiinflamatorio y más tarde su antibiótico en jarabe (para que no tuviera que masticarlo). Todo bien hasta ahí. Cuando ya me iba a acostar, encontré un vómito felino, pero no pude atribirlo a nadie, porque ninguno estaba cerca y todos son algo bulímicos.
Ya de noche, desperté porque Sam estaba que llamaba a Guajardo. Y Guajardo vino, más tarde llegó Ulloa y por último Guacolda, todos con sangre. Tuve que partir en la mañana volando al veterinario, quien le inyectó tres veces su piernita (mañana lo mismo) pero dijo que su estómago y el hígado estaban impeque ( menos mal).
En Febrero, como regalo de cumpleaños, mi papá contrató un gásfiter para que arreglara mi WC (!!!) porque funcionaba con vida propia (en otras palabras, hacía lo que quería).
El nuevo resultó igual de prepotente pero me quedé callada hasta hoy. Le conté a mi señor Padre, quien por supuesto, se enfureció. No con el pastel de gásfiter que trajo, sino conmigo (yo ya sabía que así iba a pasar).
En vista de las circunstancias, tomé el toro por las astas (hablando de vacas) y me avoqué a la titánica tarea de arreglar yo sola esa mierda (vaya coincidencia) y me he mandado más de cuatro horas, luego de las cuales, aparte de quedar más curcuncha que el jorobado de Notre Dame, ¡¡¡MILAGRO!!! funcionaba según las leyes naturales de la física....Eso duró tan solo cinco minutos, al cabo de los cuales recibo una llamada telefónica que me pilló de cabeza, por lo cual dije unas cuantas verdades en tono no muy sutil (los que me rodean no son nada sutiles para referirse a mi pero sí me exigen un trato casi reverencial).
Alegué porque siempre me toca el lado angosto del embudo y, por lo mismo, me volvió a tocar el mismo lado...si el que nace chicharra.
Hice ruido para ser escuchada, porque no veo por qué mi vida se trate de postergarse siempre en pos del bienestar de los demás (de TODOS los demás) y del otro lado se sientieron víctimas de mi inmenso, arrebatado, irreverente y consuetudinario egoísmo ¿cómo puedo querer mejorar algo mío, en vez de regalárselo al pariente de la persona que tiene ese algo??? SOY MUY MALA.
Así, la víctima de mi maldad y mi sí reconocido mal genio, me insinuó una soberana PATADA POR LA RAJA, amenazándome con devolverme todas mis cosas.
De esta forma, debo concentrarme en un grandísimo y potente Mea Culpa, pues de otro modo...mejor ni pensar.
Claro que ahora no puedo hilar un "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran..." porque todavía estoy atragantada y estoy que salgo a la calle para tratar de agarrar por el cogote al primer gil que se me atraviese.

1 OPINAN ¿Y BOSTON?:

¿y Boston?