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22 de mayo de 2006

EL MUNDO DE LOS ANIMALES


Me voy a centrar en los mamíferos, porque a los otros poco o nada los conozco.
Y dentro de los mamíferos, me referiré únicamente a gatos y humanos (de los demás tampoco sé mucho)
Yo tengo 7 gatitos (Voy a 160km por hora al lugar en que las mujeres pasan de esa categoría a ser "la vieja loca de los gatos").
Antes de ellos tuve otros, la más longeva alcanzó los 21 años y 4 meses de edad.
Luego de mi eterna convivencia con ellos he llegado a la conclusión que no son mascotas, no me pertenecen. Yo les pertenezco a ellos. Al menos, se nota que ellos lo creen así y que yo me comporto en función de ellos. Estando en casa, paso la mitad del tiempo agachada al lado de sus baños, sacando con una palita todas las "gracias" que depositan allí. Están tan acostumbrados a que yo corra a limpiar que ya ni siquiera se dan el trabajo de tapar. Es más, luego de poner sus caritas de circunstancia mientras se encuentran evacuando los que sus funciones corporales les indican, salen corriendo disparados como si los mojones fueran a sacar patas y correr tras ellos. Total, para eso está "su humana" -o sea yo- que se encargará de tirarlos por la borda del manubrio de loza y lanzar la cadena para que desaparezcan las evidencias.
Si tienen hambre, se me acercan y literalmente me gritan para que ponga comida en sus platitos. Se me arrancan si les quiero hacer cariño (¡qué me habré creído) y se limpian profusamente si alcanzo a acariciarlos (Es que ellos saben desde que nacen, que Pasteur dijo que de entre todos los mamíferos -incluidos los humanos- los más limpios y asépticos son ellos, los adorados de los egipcios).
Si tienen frío, entonces me usan como guatero y duermen encima mío toda la noche sin siquiera inmutarse con mis movimientos nocturnos. Ahora, si el frío se les hace insoportable, caminan hasta mi almohada, emiten un maullido lastimero y me rasguñan la cabeza: señal inequívoca de querer dormir tapados y pegaditos a mi. En esas ocasiones, mi brazo se convierte en sus almohadas.
Si se me ocurre desairarlos tomando unas vacaciones o el trabajo se me vuelve arduo y llego tarde a la casa, están todos amurrados, se me arrancan y no me hacen el inmenso favor de dormir en mi cama.
5 de ellos no amasan, probablemente se sientan rebajados.
A todos les gusta la fotografía y posan gustosos si me ven con cámara en mano. Para qué decir los vídeos. Ésos les encantan. Pasar a la posteridad para un gato es algo de suma importancia.
Al menos los míos, cuando estén viejos, podrán decir: me alimenté como a mi me gusta, tuve mi casa para rondar por ella y destrozar cuanto quise y, por sobre todo, logré lo más importante: DOMESTICAR MI PROPIA HUMANA. (lo único malo es que tuve que compartirla con otros de mi especie, que si bien eran mi familia, bien pudieron haber cazado su propio humano y haberse emancipado)

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